Más de 10 funcionarias contaron cómo las trataba Néstor Erramouspe, quien estaba al frente del municipio canario, hasta que fue intervenido.
La Intendencia de Canelones inició el 8 de setiembre un sumario sobre el alcalde comunista de La Floresta, Néstor Erramouspe, tras varias denuncias de acoso laboral.
Esta semana, las instructoras del sumario realizado por la comuna, Fabiana Iglesias y Rossana García, concluyeron que existen “elementos de convicción suficientes” para asegurar que Erramouspe incurrió en conductas de “acoso laboral o mobbing y acoso por razones de género”.
El intendente de Canelones, Yamandú Orsi, había intervenido en el caso tras conocerse las denuncias y tomó ciertas medidas, por ejemplo, que el funcionamiento administrativo del municipio quedara a cargo de la directora general de Desarrollo Económico de La Floresta, Silvia Camejo.
Más de 10 funcionarios, en su mayoría mujeres, denunciaron a Erramouspe por diversas conductas de acoso. Según las declaraciones, a las que accedió SALTO INFORMA, el alcalde solía ser “controlador” y muchas veces sus declaraciones eran “desubicadas”, según consta en el documento.
Otra mujer explicó que ella viajaba todos los días desde San Luis hasta La Floresta, luego de que aceptara el traslado. En una ocasión no había ningún chofer para llevarla de nuevo a su casa, por lo que pidió a su esposo que lo hiciera. Erramouspe le consultó si era posible que lo llevaran, pero la mujer respondió que no porque debían hacer “un mandado”.
Ambas funcionarias declararon que debieron ver profesionales médicos porque no podían dormir por las noches. “Se siente mucho estrés”, dijo una de ellas, y contó que a muchos no los dejaba usar el baño del municipio porque eran operarios.
Las más de 10 declaraciones coinciden en que Erramouspe no suele respetar los protocolos de trabajo y, muchas veces, le gusta hacer las cosas “a las apuradas” y sin dejar registro escrito.
“Tiene una manera de manejarse muy grosera, no mide nada. Siempre quiere dejarnos en evidencia si hay algún error frente al contribuyente”, declaró una de las personas.
Otra de las funcionarias aseguró que Erramouspe sabía “a quién pedirle qué”, y puso como ejemplo que en el municipio se hizo una boleta por $ 75.000 que necesitaba la firma de un concejal del Frente Amplio. De todas maneras, como Erramouspe no consiguió que se firmara, le pidió a una funcionaria que falsificara la firma del hombre. La funcionaria contó que cuando decidieron presentar la denuncia en la Intendencia de Canelones, algunos siguieron yendo a trabajar a la oficina. Sin embargo, Erramouspe no permitía que nadie se acercara a las denunciantes para lograr aislarlas.
“Yo había dejado de almorzar para no cruzarme con nadie, evitar sentirme aislada. Pasaron meses de esto y aún me siento muy angustiada, pero en ese momento era horrible, lloraba todo el tiempo […] me supera y me desborda”, contó la mujer.