(Dr. Álvaro Lima – Diputado FA Salto)

Son tiempos difíciles para la población salteña que aspira, como la de todo el país, a empezar a recomponer su vida cotidiana y de a poco volver a parecerse a lo que es.

Desde la economía hogareña se han realizado una ordenación de gastos acorde a ésta emergencia sanitaria sin fecha de finalización y naturalmente, la comuna ha adoptado mediadas para permanecer en esa línea de equilibrio, buena administración y seguridad económica que la han caracterizado.

Y esa es una muy grata noticia en época de conducción de Alejandro Noboa sucediendo a Andrés Lima.

Ambos, uno primero y el otro hoy, se propusieron sacar a Salto de una crisis terminal desde lo financiero, la más grave de toda su historia, a un presente de más restricciones pero de confiabilidad ante el sistema bancario y de garantía ante los derechos del funcionariado.

Comenzamos mayo de 2020 y muy lejos estamos de aquel caos operativo y de falta de pago a todo el mundo, que la administración anterior a la actual provocó desde su inoperancia administrativa, dilapidación de recursos y una escandalosa irresponsabilidad.

Hoy, volvieron a pagarse los salarios a más de 1.700 funcionarios sobre el cierre de abril, es decir, en fecha y como corresponde.

Se cumplirán ya cinco años de ésta regularidad y confianza basada en hacer las cosas bien. Algo que el gobierno de Salto predecesor no podía asegurar y que fue provocando una deuda gigantesca para quienes vivieran más tarde.

Y ese se transformó en el único déficit que hasta el 2031 las sucesivas administraciones del Departamento mostrarán ineludiblemente.

Esta gestión, sin embargo, la de Andrés y Noboa, la de Lima y Alejandro, la del Frente Amplio, lejos de retraerse levantó la vista y pudo volver operativa la Intendencia.

Planificó cumplir con sus obligaciones salariales y con los convenios colectivos refrendados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), recuperó el grado inversor y se acercaron empresarios como ser Teslights o el Milagro del grupo inversor La Tahona.

Invirtió, aportando recursos genuinos, en la modernización de toda la infraestructura vehicular, quizá más grande que se recuerde en la comuna.

Ha pago las tres primeras cuotas (2018,2019 y 2020) de quince de la deuda que crearon los de la administración anterior y que, por éstos días, reclaman explicaciones de cómo se gasta y en qué se gasta.

Pero lo más gravitante, y se puede no estar de acuerdo con ésta reflexión, es que sin perder de vista los cumplimientos y los pagos; se ha transformado a Salto con obras de envergadura, con una recuperación de la ciudad y un acompañamiento permanente en la ruralidad que realmente; nos emociona y nos estimula a continuar.

Asumimos, antes de la actual responsabilidad legislativa nacional, algunas tareas de colaboración con la gestión, allá en los comienzos y lo que parecía difícil se ha logrado: crear, construir y equivocarse también en pos de administrar para toda la población.

A ésta altura, el único déficit con el que habrá que ser tenaz y no ceder ni un ápice es el que trae la desinformación y el no decir verdad. Ahí estaremos. Para decirla y sin vacilaciones.

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