Por el Diputado Dr Alvaro Lima

La espera iba trayendo gente que se agolpaba y expectante, fui percibiendo esa ansiedad de tener cerca el final.

En el local del Frente Amplio, asistíamos a una definición muy ajustada. Quizás, la más inimaginable posible desde la restauración democrática. Había que poner equilibrio entre las emociones y esperar lo que no queríamos conocer ante tanta paridad.

Más estrecha de lo que podíamos suponer, resultó ésta segunda vuelta 2019. Más esperanzadora pensando en todo lo que vendrá.

Más aprehensora mirando lo alcanzado y logrado en un proceso inolvidable de 15 años casi; de ir solo hacia adelante y robusteciendo nuestra calidad de vida.

Hay una mitad de país que no lo percibió de esa forma o no supimos trasmitirles cuánto queríamos.

Esta definición, que debe de esperar al recuento de los observados, acerca más compromiso diagramando el futuro donde saldremos a contener y a confundirnos con las organizaciones sociales y con el movimiento sindical.

Con las instituciones, con los colectivos conquistadores de derechos como nunca en la historia se consolidó, con estudiantes de todas las ramas y opciones educativas.

Generoso ha sido también, el esfuerzo de la militancia frenteamplista que se dio cuenta que nuestro candidato necesitaba ese plus que no iba a aparecer si lo confiábamos a el mismo.

Consecuencia lacerante de haber llegado a la meta y no percibir nuestra dirigencia que lo más difícil siempre es mantenerse.

En Salto y en todo el país, la movilización para atrapar votos de otros partidos ha sido verdaderamente significativa. Acá hicimos el esfuerzo aumentando nueve mil votos en casi un mes, a sabiendas de que todo era muy desigual; demasiado desigual.

Es que uno contra cinco, nunca es igual. Aún teniendo programa y noción de cómo seguir para bien de la gente.

Del otro lado, un conglomerado de disimulada y tolerable convivencia con el objetivo medular de impedirle el paso, a la fuerza constructora que inscribió en la historiografía de Uruguay; quizá los mejores 15 años de gobernanza.

No alcanzó por muy poco, pero reconocemos el sacrificio de tiempo y trabajo de tantas personas que cruzamos por nuestras calles, barrios y localidades del Departamento.

Todas ellas aportando para que la fuerza política derribara pesadumbre, propia y ajena. O para dar de bruces a una coalición de encuestas que describieron otro escenario electoral en puja.

Por primera vez luego de haber gobernado cerca de tres lustros, seremos oposición política pero no de intereses sociales. Debemos de sobreponernos rápidamente pues otros desafíos vendrán.

Esta otra mitad electoral de Uruguay, la que conformamos desde el domingo 24 pasado, ya debería de comenzar a pensar en cómo volver.

Son seis Intendencias que debemos de defender y posicionar para consolidar la vigencia de la primera fuerza del país: el Frente Amplio.

Aquí en Salto ya empezamos a trazar esa meta. Sin dobleces y con revisión de lo actuado. Con atisbos de un buen trabajo para alcanzar la victoria en mayo 2020.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *