Ante el reciente aumento de las tarifas públicas en los entes de UTE, ANTEL y OSE en porcentajes mayores al de la inflación de 2015, es necesario entender cuál es el impacto directo en los hogares para tener la habilidad de prepararse y adaptarse a los cambios.
El impacto del aumento de las tarifas públicas para el bolsillo del uruguayo es directo, pues el incremento de las tarifas encarece los servicios que los hogares consumen diariamente, y que no tienen la posibilidad de conseguir en otra empresa.
El instituto Nacional de Estadística (INE) calcula el Índice de Precios de Consumo (IPC), estimado a partir de una canasta de bienes y servicios que los hogares consumen normalmente. Aquí, cada uno de estos bienes y servicios tienen un peso específico en el total de consumo (lo que se llama ponderaciones).
Por ejemplo, según la última metodología para la estimación del IPC, la categoría “electricidad y gas” tiene una ponderación en el gasto total del hogar de 7,3%, “agua y saneamiento” de 2,35%, “transporte” de 9,74% y “comunicaciones” de 3,25%. La suma de estos porcentajes da 22,64%, lo que significa que, de cada 100 pesos que gasta un hogar promedio, 22,64 pesos se invierten en servicios públicos y transporte. Esto representa casi un cuarto de los gastos totales.
Entonces, si los ingresos del hogar suben menos que las tarifas, la situación de la familia se ve comprometida por la incidencia en el gasto total, pues la cantidad de dinero que se gasta es mayor. Como estos servicios no se pueden sustituir, no es un área en la que se pueda ahorrar.
Pérdida de competitividad
Por otro lado, un tema que preocupa a las cámaras empresariales del Uruguay (Asociación Rural, Federación Rural, y las cámaras Mercantil, de Comercio y de Industria) es el de la constante pérdida de competitividad, especialmente en el sector privado, que se ve potenciada por el aumento de las tarifas públicas.
A partir de la suba de las tarifas, es previsible una retracción en la actividad productiva del país. Esto pasaría, según las cámaras mencionadas, por la inconsistencia del aumento en relación con el escenario mundial, lo que posiciona a las empresas nacionales en una situación de desventaja en comparación con otros países de la región.
Claro que la suba de tarifas públicas afecta a algunos sectores más que a otros, especialmente a aquellos que utilizan los servicios públicos de manera intensiva como insumos productivos. Este es el caso de la lechería, que depende totalmente de la energía eléctrica para que funcionen las ordeñadoras y los tanques de frío.
Por lo tanto, si los sectores industriales que se ven afectados por el aumento de tarifas suben a su vez el precio de sus productos, los hogares reciben un nuevo impacto, esta vez de manera indirecta.