Julio Medina, infectólogo del GACH, explicó porque, a pesar de tener un buen porcentaje de vacunación, debemos seguir usando mascarilla.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, en inglés) concluyó semanas atrás que la población vacunada del país puede ir sin mascarilla en la mayoría de los espacios cerrados, aunque deberán mantenerla en lugares concurridos, como hospitales, aviones y ómnibus.
La directora de los CDC, Rochelle Walensky, hizo el “emocionante” anuncio durante una rueda de prensa. “Todo aquel que esté completamente vacunado puede participar en actividades en el interior y el exterior, grandes y pequeñas, sin tener que llevar mascarilla o guardar una distancia física. Si está completamente vacunado, puede comenzar a hacer las cosas que dejó de hacer por la pandemia”, dijo Walensky.
Esta nueva medida tomó cierta repercusión en el mundo y especialmente generó relevancia en países que tienen buen porcentaje de vacunación, como lo es Uruguay. Los ciudadanos comenzaron a preguntarse si eso se puede llegar a replicar en nuestro país a corto plazo.
En tal sentido se expresó este domingo el director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República e infectólogo del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), Julio Medina. Explicó en un hilo de Twitter porqué Uruguay no puede tomar esa medida en estos momentos.
En primer lugar, el infectólogo explicó que actualmente Estados Unidos tiene un promedio móvil (siete días) de 100 casos por millón de habitantes mientras que en Uruguay el promedio se eleva a 800 casos por millón de habitantes.
A su vez, la segunda razón es que en el país norteamericano la población se vacunó preferentemente con la vacuna de Pfizer/BioNTech o Moderna, las cuales tienen más eficacia para evitar contagiar la enfermedad. En cambio, la población de Uruguay, en su gran mayoría, está vacunada con Sinovac que, según los estudios que hay hasta hoy publicados, tiene menor eficacia para el contagio, pero sí evita muertes e ingresos a CTI.
Finalmente, el tercer punto que destacó Medina tiene que ver con que los propios organismos que proponen estas medidas se puedan equivocar, “como pasó con su demora en aceptar la transmisión de aerosoles para el COVID-19”. “O años atrás (2014) sus errores durante el brote de Ébola con respecto a las recomendaciones iniciales del equipo de protección personal (EPP)”, recordó Medina.