Una de las marcas de identidad del estudio establece que sus protagonistas sean huérfanos, como en Un gran dinosaurio
Por Michael Cavna, The Washington Post
En las próximas semanas se estrenará en los cines locales Un gran dinosaurio, una realización conjunta de Disney y el estudio de animación Pixar. En la película, como ya se conoce a través de los avances, Arlo, el dinosaurio del título, pierde a su padre al principio de la historia. “Tuvimos que hacerlo porque es Disney”, dijo Jonathan Pytko, uno de los trabajadores involucrados en la película.
Parte del genio de Walt Disney fue saber que la animación no es una barrera para entretener al público de todas las edades. Y quizás ningún drama entretiene a todos los públicos de forma tan confiable como la historia del paso a la madurez.
Desde el primer largometraje animado del estudio (Blanca Nieves y los siete enanitos, de 1937), los héroes y heroínas de Disney se enfrentan de forma rutinaria con tragedias que los hacen crecer a la fuerza. Así, el público se convierte en testigo del usualmente difícil camino a la maduración. Y una de las formas más inmediatas y emocionales de generar esto es hacer desaparecer de forma literal o virtual a uno o los dos padres.
Ya sea porque un personaje es huérfano desde el comienzo, o se presencia el evento fatal al inicio de la película o directamente no se explica la ausencia parental. Nada aplasta el capullo de un niño como el evento que lo convierte en una mariposa herida pero curtida.
Esto está en el ADN del estudio, instaurado entre cada generación de creadores y transmitido como uno de los mejores trucos de la empresa. Y así surge un desfile de princesas heridas, desde Cenicienta hasta Elsa, desde Bella y Ariel hasta Jasmine y Tiana.
Esto también tiene relación con la propia vida de Walt Disney, quien se sentía parcialmente responsable por la muerte por asfixia de su madre, a causa de un envenenamiento con monóxido de carbono, generado por un problema en la casa que él le había comprado con las ganancias de Blanca Nieves.
Pero ser un estudio popular siempre en busca de nuevas historias presenta un problema diferente: confiar en las mismas tramas una y otra vez, y el público ya comienza a verlo incluso como una broma.
Pixar no lo utiliza con tanta frecuencia, aunque lo hace (como en Buscando a Nemo). Por eso, ver lo que sucede en Un gran dinosaurio es un poco decepcionante desde un punto de vista creativo. No solo esa escena se ve como un cliché, sino que también es demasiado similar a la escena de la muerte de Mufasa en El Rey León.
https://www.youtube.com/watch?v=scExmEgw-B0
La única esperanza es que el estudio eventualmente “jubile” este recurso. Porque en un momento, si este elemento cansa al público, el golpe mortal no será para el padre, sino para la película en sí misma.