Un joven abusó de la confianza que le depositaron y se depositó el dinero de esas personas.

En las últimas horas, la Justicia condenó en Paysandú a un joven de 23 años por cinco delitos de estafa en reiteración real, ilícitos en los que las víctimas fueron familiares o personas allegadas al timador.

Según información policial publicada por el periódico sanducero El Telégrafo, las primeras informaciones sobre lo ocurrido surgieron el 4 de enero, cuando una adulta mayor denunció que en el estado de cuenta de una tarjeta de crédito figuraba un préstamo que no había solicitado.

En esa ocasión, contó que una persona de su confianza la ayudaba a pagar sus tarjetas BROU Maestro y MasterCard, y conocía las claves de dichos plásticos.

Tiempo después, la misma persona notó que en su recibo de jubilación aparecían dos descuentos de ANDA por 3.490 y 1.612 pesos, que no correspondían a ninguna operación que ella hubiera realizado. Asimismo, comenzó a tener problemas al intentar retirar dinero del cajero automático, ya que le habrían cambiado su PIN, y concurrió al banco por el respectivo reclamo.

El 10 de enero, la policía recibió otra denuncia que, pesquisas mediante, apuntaría al mismo joven.

El denunciante dijo que dos años atrás le había pedido ayuda a un familiar para efectuar una compra desde su teléfono celular, ya que dicho pariente era “entendido en temas informáticos”. La transacción se realizó sin problemas, pero después le llegó una factura por 100.000 pesos, cifra que superaba largamente la de la compra efectuada.

Cuando reclamó a la empresa, supo que había adquirido —sin saberlo— un celular iPhone y cuatro más de otras marcas. Durante las pesquisas se le hizo escuchar una conversación entre la empresa y el comprador, y entonces reconoció la voz del “familiar de confianza”.

Al investigar al hombre, la policía constató además que había hecho un sinfín de gastos con el dinero de la primera denunciante. El informe detalla algunos: comida por delivery por 3.992 pesos; pagos de servicios a una empresa de taxis por un total de 5.247 pesos; tres compras en un comercio montevideano por 804, 4.020 y 16.236 pesos; compras mediante PedidosYa por 3.701; compras en cervecerías, pubs y discotecas de la ciudad de Salto por 2.550 pesos; dos compras en una empresa telefónica por 13.000 y 37.040 pesos en 10 cuotas, siendo esta última la adquisición de un celular iPhone; cuatro préstamos por un total de 60.000 pesos; retiros y extracciones en efectivo de cajeros automáticos de la ciudad por un total de 52.000 pesos, y pago de una factura en Abitab por 5.243 pesos. Todo esto supuso un total de 141.529 pesos obtenidos fraudulentamente.

Con esa información disponible, la policía fue a la casa donde el denunciado vive con su madre. Allí, y con previa autorización, se realizó un allanamiento en el que se incautaron una notebook Asus, un iPhone modelo 15 plus, un celular Nokia y otro Xiaomi, un mouse inalámbrico, una impresora HP y una cafetera. Asimismo, los agentes encontraron estados de cuenta a nombre de una de las víctimas y una tercera persona.

Además de todos los gastos ilícitos antes descritos, se constató que el 27 de febrero de 2023 el joven realizó compras por más de 100.000 pesos utilizando datos personales y de la tarjeta de crédito de otra víctima, solicitó préstamos a través de la tarjeta Prex por el importe total de 41.000 pesos y se efectuó transferencias por 30.000, 50.000 y 16.000 pesos.

Luego, el 15 de junio de ese año, efectuó varias compras por una suma de 104.000 pesos con los datos de otra persona. El 15 de agosto solicitó un préstamo por 84.000 pesos con la tarjeta de otra víctima, que le habría dado sus datos para que corroborara si su tarjeta se encontraba aún habilitada.

El sujeto en cuestión, identificado como P. B. B., afrontó un juicio abreviado en el que se lo condenó por los delitos antes referidos. Se dispuso una pena de 18 meses de prisión a cumplirse en régimen de libertad a prueba, con arresto domiciliario total los primeros seis meses y arresto nocturno por otros tantos.