Pérdida de combustible
La fuga de unos 100.000 litros de gasoil sobre el río Uruguay en el departamento de Paysandú, enfrentó a OSE con Ancap y la Prefectura. El presidente de OSE, Milton Machado, sostuvo a El País que ni Ancap ni la Prefectura avisaron del accidente sucedido a apenas tres kilómetros de la toma de agua potable, y que se enteraron por intermedio de usuarios que denunciaron “olor a querosén” en el agua que salía de las canillas.
“Nosotros no recibimos aviso ni de Ancap, ni de Prefectura, que tiene competencias en el río. Nos enteramos por los usuarios que llamaron por teléfono. Nos tendrían que haber avisado”, sostuvo Machado.
Desde Ancap, el gerente de logística, Eduardo Lurner, dijo a El País que una vez que se detectó lo que había pasado se notificó a Prefectura, y que esta era la que le tenía que avisar a OSE. “El que toma cartas en el asunto ante un incidente de estas características es Prefectura, y esta estaba perfectamente informada de la anomalía. No sé por qué la Prefectura no le informó a OSE”, señaló Lurner.
La versión del jerarca de Ancap difiere de la del jefe de Relaciones Públicas de la Armada, del capitán de navío Gastón Jaunsolo, quien señaló a El País que mientras el evento fue detectado “entre la una y las dos de la mañana”, la Prefectura fue alertada recién en horas de la mañana. En tanto, reconoció no tener conocimiento de si la Prefectura le avisó a OSE, pero aseguró que sí se notificó de inmediato a las autoridades del departamento.
Lo cierto es que mientras la fuga comenzó apenas pasada la medianoche del jueves, la alerta de OSE a los usuarios de que no deberían tomar agua potable llegó sobre las 18 horas del día viernes.
En tanto, ayer, luego de un “análisis de gusto y sabor” y otro más específico de laboratorio, OSE informó a los usuarios que podrían volver a consumir el agua de los grifos. Antes de esto, la compañía estatal se vio en la obligación de distribuir agua en camiones cisterna, que fueron ubicados en distintos puntos de Paysandú, y que abastecieron más que nada a centros de salud y hogares de ancianos. Además, con apoyo del Ejército se suministró agua en sachet a la población en diferentes puntos de la ciudad sanducera.
La reunión de ayer por la cual se volvió a permitir el uso del agua potable, fue la cuarta en el día que llevó a cabo el Comité de Emergencia presidido por el intendente Guillermo Caraballo y en el que ha participado el director nacional de Agua, Daniel Greif.
Tal como adelantó El País, la emergencia sobrevino luego del alerta formulado telefónicamente por decenas de vecinos de Payandú que llamaron a OSE para quejarse de que el agua de la canilla salía con gusto a querosén.
El Centro Coordinador de Emergencias Departamentales (Cecoed) informó que hasta ayer se registraron 59 reclamos en la central de atención telefónica de OSE, y que las emergencias de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y de la privada Comepa no habían recibido consultas referidas al evento. Tampoco se habían registrado un aumento en las consultas por problemas gastrointestinales derivados del combustible en el agua.
“Cuando nos enteramos, ya teníamos el problema”, admitió Víctor Cestau, jefe de OSE en Paysandú sobre este hecho sin precedentes para la ciudad. Señaló que la gente empezó a llamar sobre la hora 16, advirtiendo que el agua “tenía olor a combustible, aunque no tenía gusto. Ante esto pensamos que podía ser un derrame y empezamos a trabajar de inmediato”, informó el jefe técnico responsable del suministro en ese departamento.
Fue necesario instrumentar múltiples barreras para el tratamiento de agua. “Se vació completamente la planta, estamos controlando los tanques, se está purgando la red y se está aplicando una dosis alta de carbón activado”, indicó el técnico a El País, un rato antes de que el Comité de Emergencias resolviera levantar las restricciones para el uso del agua.
Mediante el despliegue de barreras de contención, Prefectura y Ancap mantenían ayer controlada la aparición de rastros de combustible en la margen del río para proteger el curso de agua y la toma de OSE en particular.
El derrame
“Ancap tiene una boya frente a Paysandú para la descarga de sus combustibles con ductos que están parcialmente flotando en el río, llegan hasta la costa y desde allí el fluido es trasegado por un acueducto hasta el depósito final. Los funcionarios constataron en horas de la madrugada la pérdida de presión en la bomba, por lo que suspendieron la operativa”, informó una fuente de la Armada consultada por El País. La suspensión de tareas coincidió con el desarrollo de una fuerte tormenta que afectó el litoral uruguayo.
Lurner, de Ancap, sostuvo que “la versión más confiable es que un gigantesco árbol fue arrastrado por el río y rompió los mangueras (por donde pasaba el combustible), a gran velocidad, debido a la tormenta”. De todos modos, señaló que las razones del evento se podrán determinar con certeza cuando bajen los buzos a investigar lo que pasó.
Por su parte, Jaunsolo sostuvo que “no se ha podido utilizar el personal de buceo” debido a la “fuerza de la corriente” y “porque el río está muy alto”. Los buzos deberían bajar unos 12 metros para inspeccionar qué fue lo que pasó.
Sobre la expansión del combustible, en tanto, Jaunsolo sostuvo que este se pudo evitar debido al trabajo de Prefectura que “de inmediato utilizó barreras absorbentes, que pudiesen contener en ellas los restos de combustible”.
ANTECEDENTES DE DERRAMES
En Paysandú hubo una fuga de combustible en la boya petrolera de Ancap. Según la Armada, el derrame no causó ningún tipo de contaminación ni a las aguas ni a las costas de los balnearios de Paysandú. No se supo cuánto combustible se perdió.
Un derrame de crudo afectó los balnearios de Maldonado. El problema se generó por un accidente en el oleoducto de Ancap que une José Ignacio con Montevideo, afectando principalmente los balnearios Solís y Jaureguiberry.
Un derrame de combustible causado por un choque de barcos mercantes provocó la aparición de manchas en la arena de balnearios del Este y decenas de pingüinos y patos resultaron contaminados. Se derramó 14.000 litros de fuel oil.