Los cuidados en los viajes en ómnibus, en el ascensor y algunas aclaraciones sobre el uso indiscriminado de tapabocas. Por Bernardo Borkenztain.

Si bien anteriormente tocamos este tema en la nota Pilatos en la era del coronavirus, volvemos a él para tratar algunos puntos esenciales a la hora del cuidado en la prevención del contagio del SARS-COV2.

Lo primero a tener en cuenta es la obediencia civil. Acá libertarios y anarquistas se pueden ir todos en fila a otro país (1). En el acierto o el error (y el problema con las medidas está en la profundidad de las mismas y no las propias herramientas) el gobierno se está haciendo cargo. Esperemos que lo siga haciendo y que la gente se deje de hacer politiquería barata, como el emitir videos oportunistas por YouTube o similares. No es el momento histórico, cuando atravesamos una crisis inédita en más de 50 años.

En la línea de lo anterior, lo primero es evitar el contacto interpersonal con desconocidos o personas que llegan de la calle (2), mantener un metro a metro y medio de distancia es suficiente.

También es importante saber que en lugares mal ventilados como ómnibus o ascensores las partículas virales pueden permanecer hasta dos horas en el aire (luego de que no haya gente infectada que las vuelva a aportar al medio) por lo que la reposición del aire es necesaria (dejar los ascensores en reposo con las puertas abiertas y que los ómnibus circulen con ventanillas abiertas haga frío o no).

Además, no es mala idea llevar un aerosol viricida (leer el rótulo en el supermercado y ver si tiene esa actividad) y usarlo (aplicar al aire) al entrar al ascensor. Tiene acción residual y permite cuidar a los vecinos (en este caso, cuidar a los demás es cuidarnos a nosotros, pero de teoría de juegos hablaremos en otra nota).

En la otra nota hablamos de los productos de limpieza, no vamos a extendernos aquí, pero siguen siendo los mismos: lavado de manos con jabón líquido de ser posible, alcohol en gel o clorhexidina para cuidado en la calle e hipoclorito para pisos y superficies. Recomendamos leer la columna antes citada para consultar las dudas.

Lo que sí vamos a tratar es el tema de las mascarillas y su uso, porque se habla mucho y se sabe poco.

Lo primero es saber de qué hablamos y para eso debemos presentar a NIOSH (3), el Instituto Nacional para la Salud y Seguridad Ocupacional de USA, una agencia federal que regula todos los temas en el área de lo que se llama SYSO (4). Es importante entender que si bien establece los estándares, es la FDA, Administración de Drogas y Alimentos, también federal, la que aprueba individualmente a los productos de materia médica.

En ese sentido, tomamos del CDC (centro de control de enfermedades de USA) estas definiciones:

(1)Respirador N95 con mascarilla de filtrado, con buen ajuste. Probado y aprobado por NIOSH,

(2)Mascarilla quirúrgica, no se ajusta a la cara y crea espacios por donde pueden entrar partículas. Autorizado por la FDA,

(3)Respirador N95 quirúrgico con mascarilla de filtrado, con buen ajuste y resistente a líquidos. Probado y aprobado por NIOSH y autorizado por la FDA.

En este caso N95 significa que está certificado que filtra el 95% de las partículas del aire que lo atraviesa.

La diferencia entre la primera y la tercera es que la tercera sí es eficaz contra vapores y aerosoles, que la primera no. La segunda es poco eficaz en su filtrado.

La Comunidad Europea tiene otro tipo de estándar, el FFP (“filtering fase piece”)

1) FFP1: 78% de eficacia de filtración mínima, 22% de fuga hacia el exterior. Protege de residuos no tóxicos y no fibrogénicos de polvo o aerosoles. Impide que se inhalen estos y los olores molestos.

2) FFP2: 92% de eficacia de filtración mínima, 8% de fuga hacia el exterior. Igual que la anterior ofrece protección frente a residuos no tóxicos, sí frente a elementos fibrogénicos. De esta manera, impide que inhalemos fluidos tóxicos de polvo, aerosoles y humos.

3) FFP3: 98% de eficacia de filtración mínima, 2% de fuga hacia el exterior. Actúa contra distintos tipos venenosos y tóxicos de polvo, humo y aerosoles. Es eficaz contra bacterias, virus y esporas de hongos.

De todo lo anterior, lo esencial es esto: una mascarilla común solo es eficaz para prevenir que los microorganismos “salgan”, por lo que se usan en las personas infectadas, especialmente para proteger al personal de la salud.

Además, son ABSOLUTAMENTE INÚTILES cuando se mojan, y el aliento inevitablemente las moja. Por último, las prácticas de uso son fundamentales, no se pueden tocar, ni subir y bajar. Si son manipuladas, por la razón que sea, deben ser cambiadas.

Por un efecto estadístico, si todo el mundo usara la mascarilla común, ahí se impediría la generación del aerosol y sería efectiva (pero por evitar la contaminación del medio) pero como estamos llenos de llaneros solitarios, en Uruguay sería inútil, mientras que en Corea del Sur parece haber sido muy eficaz.

Aparentemente en Corea ya han desarrollado unas mascarillas adaptadas a filtrar partículas del tamaño del coronavirus, pero hasta que estén disponibles va a pasar tiempo.
En suma, limpieza, distancia y obediencia civil sin caer en la paranoia. Recordemos que, en estas circunstancias y a diferencia de lo que parecen creer las Carmelas que en este mundo son, el altruismo es la forma más eficaz de egoísmo.

A cuidarnos entre todos que Carmelas, lamentablemente, sobran…

Por consultas pongo a disposición mi Twitter como forma de contacto: @berbork.

Q.F. Bernardo Borkenztain
borky@montevideo.com.uy

(1) Y por otro país, queremos decir, exactamente lo que se imaginó…
(2) Hasta que pueda cambiarse de ropa si es razonable y lavarse las manos en todos los casos.
(3) Es importante diferenciar, ya que si bien NIOSH se encarga de la investigación y certificación, es la OSHA (Administración de seguridad ocupacional) la que hace las regulaciones en SYSO.
(4) Salud y seguridad ocupacional por su sigla.

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