Proderechos y la venta de marihuana en farmacias: “Uruguay vuelve a sentar un mojón en la historia”

La organización considera que si la regulación es una alternativa efectiva, habría que aplicarla para otras sustancias en el futuro.

Comenzó esta mañana la etapa de venta de marihuana en farmacias, casi cuatro años después de la aprobación de la ley de regulación del cannabis.

La venta comenzó con normalidad en las 16 farmacias habilitadas en el país, exceptuando la farmacia Antártida (en la calle Colonia), cuyo software no funcionó esta mañana. Según informó Adelantate, de Radio Cero, ocho clientes quedaron sin comprar en las primeras horas.

Proderechos, organización civil que desde el 2006 trabaja en la nueva agenda de derechos y que tuviera una participación destacada en el impulso a esta ley, publicó un comunicado celebrando una nueva etapa de la regulación.

“Crecimos en una sociedad donde las personas que usan drogas son comúnmente estigmatizadas y criminalizadas. Fumamos los porros cómplices de una guerra contra las drogas que lejos de lograr sus objetivos declarados, ha atentado contra las democracias, socavado las economías y profundizado las desigualdades sociales. América Latina es quien más ha sufrido sus consecuencias; cientos de miles de muertos y desaparecidos han hecho del prohibicionismo una guerra en contra de las personas. Soplan vientos de cambio y en Uruguay se termina un tiempo de ilegalidad; marihuana ya no es transa, no es paragua, ni es boca”, dice Proderechos.

“Nuestra generación recibió un error histórico y pudo imaginar un horizonte nuevo. Nadie en aquellos primeros Molino de Pérez hubiese soñado comprar cannabis en farmacias diez años después. Una primera etapa se completa y desde hoy, con las tres vías de acceso habilitadas, los y las usuarias de cannabis podemos por fin abandonar el mercado ilícito. Esta ley, nuestra ley, va mucho más allá de la libertad individual de prender un porro. En un mundo acostumbrado a enfrentar la violencia con más violencia, la regulación del cannabis se abre como una pequeña fisura en la política de drogas prohibicionista global, como la contracara pacífica de una guerra absurda”, prosigue.

Para la organización, “hoy el velo prohibicionista cae” y se puede hablar de drogas “con menos tabúes”. “Ya hace tres años que cultivamos de forma segura, y luego de 43 meses comienza la venta en farmacias. La falta de transparencia del proceso y la nula implementación del cannabis para uso medicinal son una muestra más del Uruguay del ‘impulso y su freno’, con sectores de la burocracia pública que ganan autonomía respecto a las definiciones políticas. En tiempos de cambio, debemos evitar que la política de drogas sea absorbida por perspectivas punitivistas o sanitaristas”, critica sin embargo.

Proderechos cree que la cárcel “no puede ser la solución cuando el tráfico de drogas en el barrio es un ejercicio de supervivencia, ni la internación compulsiva la estrategia para abordar los usos problemáticos”, y llama a “multiplicar la incorporación de enfoques basados en la reducción de daños en la acción educativa”.

“Y si la regulación es una alternativa efectiva, ¿por qué no considerarla para otras sustancias en el futuro? Quizá en el camino parte de la sociedad deba aceptar que las drogas, como ha sido a lo largo de la historia, ocupan un lugar entre las posibles vías para explorar la conciencia. Quizá también los usuarios de drogas debamos preocuparnos por desmontar a las sustancias psicoactivas de la maquinaria del placer del capitalismo; disputárselas a un mercado que nos las ofrece como energía vital sin lenguaje, acrítica y vacía”, considera.

“Hoy Uruguay vuelve a sentar un mojón en la historia, al igual que con la esclavitud, las ocho horas laborales, el divorcio o la adopción a parejas de igual sexo. Aunque me obliguen, yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor… Mañana es mejor”, concluye.

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