Los tres policías fueron enviados a prisión por nueve años, pero se espera que Fiscalía apele la sentencia. Una de las jóvenes se suicidó.
Este martes se supo que tres efectivos de la Guardia Republican fueron condenados a nueve años y tres meses de prisión por agredir sexualmente a dos mujeres dentro de una camioneta. La sentencia, que es de primera instancia, refiere al hecho que sucedió el pasado 23 de febrero de 2022.
El juez Matías Porciúncula consideró que existen elementos suficientes para adjudicar a los acusados los delitos de violación, en calidad de autores y coautores, y abuso sexual especialmente agravado. Es de esperar que el dictamen sea apelado por la Fiscalía, dado que se buscaba una condena de 18 años de prisión efectiva para los tres.
Una de las víctimas declaró que el día que ocurrió el delito habían salido a caminar junto con la otra mujer, de nombre Lucía, y tomaron rumbo hacia Carlos María Ramírez. En determinado momento del recorrido, el móvil policial con los tres efectivos pasó a su lado. Luego de dar otra vuelta, el patrullero pasó nuevamente por las víctimas y les ofrecieron llevarlas.
“Accedimos subir porque supuestamente nos iban a llevar a casa”, agregó la mujer de acuerdo con la sentencia. El conductor se desvió hacia un almacén y uno de los oficiales se bajó para comprar “cerveza y sidra”. “Ahí nos miramos con Lucía porque era raro. Hasta ahí podía reenganchar el camino, estábamos cerca, pero se desviaron para un descampado”, expresó la víctima y aseguró que las obligaron a tomar alcohol.
Ya en el descampado, uno de los tres hombres la agarró del pelo y la obligó a practicarle sexo oral para luego introducirle “el pene en la vagina”. “Yo no sentía nada de acá para abajo”, dijo la joven señalando desde la cadera hacia abajo, de acuerdo con el documento. La mujer contó que Lucía estaba en la parte trasera de la camioneta y los oficiales se turnaban para abusar sexualmente de ellas.
Luego de esto, las oficiales las dejaron en una casa y ellas simularon abrir la puerta para luego irse a una estación de servicio donde conocían a un pistero. Con miedo y asqueadas, llamaron al 911 para hacer la denuncia.
La sentencia describe que, pese a los intentos y las ayudas que recibió, la joven tenía problemas para seguir con su vida, sufría de ataques de pánico y no podía afrontar la actividad laboral.
Lucía llegó a declarar que “estaba bastante deprimida” porque se había peleado con el novio. El 12 de noviembre se quitó la vida, según informó El País en su momento. La joven tenía problemas psicológicos, por lo que recibía ayuda. Sin embargo, el punto de inflexión se dio con la situación de violencia sexual que vivió en febrero de ese año, de acuerdo con el relato de un familiar al citado medio.
En su testimonio de la violación relató una situación similar a su amiga, y acotó que se bajó del patrullero porque no quería estar “rodeada de gente”. En determinado momento, uno de los condenados comenzó a bajarle la ropa pese a que la víctima se la subía “a prepo”.
“Empieza a tocarme, a besarme, le decía que no, que parase que tenía novio y que no quería […] no quería estar en esa situación”, agregó. El oficial le dijo que “quería seguir” y la víctima no respondió nada. En su declaración sobre esto, la mujer acotó: “Estas palabras nunca me las voy a olvidar, agarra y me dice: ‘No me importa que no me hayas dicho nada, no me importa que no me hayas dado permiso. Lo voy a hacer igual’. Y ahí me penetró”.
“Cuando él terminó, vino el más grande de todos, el mayor e hizo lo mismo”, dijo Lucía ante la consulta de la funcionaria de Fiscalía. El Ministerio Público explica en el documento que las declaraciones de las víctimas son coherentes, debido a la secuencia que narran y a los hechos que rememoran.
La fiscal que estuvo a cargo del caso fue Mariana Alfaro, quien encaró una investigación exhaustiva y otorgó a la Justicia elementos de prueba que incluyen informes forenses y pericias psicológicas a las dos víctimas.