La música como único fundamento
Tras agotar una y otra y otra función en el Luna Park argentino, Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la película, llega hoy a las salas de Montevideo.
En realidad, a la sala: habrá cuatro únicas funciones en el Movie de Montevideo Shopping, hoy y mañana a las 20:00 y 22:30, y las entradas salen 450 pesos.
El film es un registro contundente del show que cerró la gira “Porco Rex” de la nueva banda del exlíder de Los Redondos, en el Estadio Único de La Plata en 2008. Y no es más que eso: más allá de lo que pasa en el escenario, del espectáculo en sí, lo único que se ve son los segundos antes de que el grupo salga a escena, con el Indio y sus músicos en la arenga inicial.
Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la película no es un documental sino un recital en vivo, con un encare espectacular logrado a partir de la utilización de cámaras HD y de tomas aéreas. Es, además, un material que ningún fanático de Los Redondos y del Indio debería perderse.
De hecho, es una cita imperdible para cualquier admirador del rock hispano, con una banda sonora alucinante que mezcla himnos del emblemático conjunto de la vecina orilla con lo mejor del repertorio de Solari en su faceta de solista. Todo eso con una ejecución espectacular por parte de su banda, que disfruta cada instante del show.
La película abusa de primeros planos al rostro del músico y se queda en deuda con el papel que le da al público, el que podría haber hecho un aporte bastante mayor al resultado final. Cuando el estadio platense se ve desde el aire en una ciudad semidormida, parece una olla con agua en ebullición. Una marea humana lo sacude, lo hace bailar, lo estremece, impulsada por los sonidos. Después, las tomas son de las primeras filas de la audiencia y de los núcleos de un pogo inmenso, que se jacta, y con razón, de ser el más grande del mundo cuando suena “Jijiji”.
Está bien, que el film se llame Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la película ya dice bastante de dónde estará el foco del largometraje, pero está claro que la emoción final podría ser mucho mayor si estuviera más compartida con un público tan pasional.
Emoción hay, sobre todo en momentos como cuando suena “Juguetes perdidos” y los músicos hacen una versión vibrante. O por el hecho de ver a Solari en acción, un hombre enigmático y misterioso de voz cautivante que en casi ningún momento se quita los lentes, y que sobre el escenario despliega su ancha sonrisa. Un hombre que toca instrumentos imaginarios, que hace un baile (en cierto modo) sensual, y que de manera difícil de explicar atraviesa cualquier límite y se hace uno con el ambiente. La magia de Los Redondos en buena medida le pertenece, y Los Fundamentalistas se nutren de ella sin ningún pudor.
El problema mayor de ir a ver esta película es enfrentarse a las convenciones sociales que establecen que en el cine hay que quedarse sentado y en silencio. Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la película requiere todo lo contrario, liberarse y bailar, saltar y cantar a viva voz los himnos que van sonando, uno tras otro, durante casi una hora y media.