Se produjo por un “bamboleo” en su eje: se completó un solo giro en menos de 24 horas, por 1,59 milisegundos de diferencia.
La Tierra tuvo su día más corto gracias a un “bamboleo” en su eje: completó un solo giro en menos de 24 horas, por una fracción de segundo.
El 29 de junio fue 1,59 milisegundos más corto que las 24 horas, 86.400 segundos, según el sitio web timeanddate.com.
En las últimas décadas era más probable que la Tierra disminuyera su velocidad, dando días marginalmente más largos. Pero, en los últimos años, esa tendencia se revirtió y los días se han ido haciendo cada vez más cortos.
Si la Tierra continúa acelerándose, esto podría llevar a restar un segundo a los relojes atómicos.
No es perfecta
No es raro que la Tierra se tambalee: el giro que experimentamos, como la noche y el día, no siempre ocurre exactamente en línea con su eje, la línea entre los polos Norte y Sur. Eso es porque no es una esfera precisa.
El planeta tiene una protuberancia en el ecuador, mientras que los polos están ligeramente aplastados, lo que significa que la Tierra es ligeramente elíptica.
Otros factores también pueden interferir con el giro, incluyendo las mareas oceánicas y la gravedad de la Luna.
El “bamboleo de Chandler”
Leonid Zotov, profesor de Matemáticas, cree que la Tierra puede estar girando más rápido debido a un movimiento periódico llamado “bamboleo de Chandler”.
El “bamboleo” se detectó por primera vez a fines de 1880, cuando el astrónomo Seth Carlo Chandler notó que los polos se movían durante un período de 14 meses. Este bamboleo comenzó a disminuir a principios de la década del 2000, alcanzando mínimos históricos desde 2017, según Telegraph.
Y, entre 2017 y 2020, “desapareció”, dijo Zotov a timeanddate.com. El profesor es egresado en Matemáticas Aplicada por la Universidad Técnica Estatal de Aviación Civil de Moscú, Rusia.
Zotov debe presentar esta hipótesis en la Sociedad de Geociencias de Asia Oceanía, según timeanddate.com. Sin embargo, todavía no ha sido revisada por pares.
Las oscilaciones de la Tierra no cambian mucho en la vida cotidiana, pero es importante realizar un seguimiento de ellos para que el reloj atómico pueda seguir siendo preciso, para coordinar con precisión no solo el GPS sino también los satélites de observación de la Tierra.