Ocurrió en Italia. El hombre fue interceptado por la policía luego de caminar por la ruta durante una semana.
Unos policías italianos que vigilaban las carreteras para garantizar el cumplimiento del toque de queda por pandemia, se afrontaron el pasado domingo a una situación inédita en sus carreras.
Los agentes sorprendieron a un hombre caminando por la ruta en las afueras de la localidad de Gimarra, en la costa Adriática, luego de la hora establecida para la circulación.
Según informara el medio local Il Resto del Carlino, el transeúnte, de 48 años, estaba “lúcido y bien orientado” aunque rengueaba un poco y acusaba señales de frío y cansancio. No opuso resistencia cuando los uniformados lo llevaron a la comisaría.
Interrogado, el hombre se identificó y contó que tras una discusión con su esposa había salido a “caminar para despejar la cabeza”. Y en eso estaba cuando lo arrestaron. El caso no tendría nada de extraño, de no ser porque la documentación del caminante informaba que este residía en la ciudad de Como, a unos 450 kilómetros del lugar donde lo hallaron.
Cuando los policías cargaron los datos del detenido en el sistema, de inmediato saltó una alarma: la esposa había denunciado la desaparición de su marido el domingo anterior, luego de que este saliera en la noche del sábado y no regresara.
“Caminé hasta aquí, no usé ningún medio de transporte. En estos días comí y bebí porque las personas que conocí en el camino me dieron agua y comida. Estoy bien. Estoy un poco cansado”, relató el hombre a los incrédulos policías.
Esa noche el hombre fue alojado en un hotel en la cercana localidad de Fano, un lugar que conocía por haber pasado allí unas vacaciones con su familia. Temprano a la mañana siguiente su esposa partió desde Como para ir a buscarlo. Debió llevar dinero para pagar la cuenta del hotel y la multa de 400 euros por violar el toque de queda vigente entre las 22 y las 05 horas en el país.