En la destilería de Listoke, al norte de Dublín, los alambiques de ginebra se utilizan ahora para producir desinfectante para las manos como protección contra el coronavirus, un producto que escasea en Irlanda, como en el resto del mundo.
“De hecho, usamos los mismos ingredientes, se podría decir que es una ginebra muy, muy fuerte”, explica a la AFP la directora general y cofundadora Bronagh Conlon.
En un principio, el personal de esta destilería y escuela de ginebra en Tenure, unos 60 km al norte de la capital irlandesa, empezó a producir desinfectante con 64% de alcohol para uso propio utilizando el mismo nebro que para su ginebra artesanal.
Pero ante la propagación del covid-19, la empresa comenzó a vender botellas al público por 10 euros y a donar algunas a asociaciones que se ocupan de los sin techo.
Según Conlon, la destilería ha vendido 2.000 litros, entre 3.500 y 4.000 botellas, de su producto desde el inicio de la comercialización el sábado.
“Es nuestra forma de ayudar”, dice su directora. “Estamos todos en territorio desconocido”.
– Reconfortarse y desinfectarse –
Ahora, el personal de la destilería atiende a los clientes detrás de unas mesas instaladas a toda prisa y cubiertas de ginebra y desinfectante, que están casi agotados.
“Ginebra para reconfortase y loción hidroalcohólica para desinfectarse”, bromea un empleado con un cliente que se lleva una botella de cada.
En la cola hasta la puerta de la destilería, los clientes se mantienen a una buena distancia entre sí, respetando escrupulosamente las recomendaciones del gobierno. Una anciana hace su compra protegiéndose el rostro con una mascarilla quirúrgica.
Irlanda tenía el miércoles por la noche dos muertes por convid-19 y 366 casos confirmados. Pero el primer ministro Leo Varadkar estima que el número real de infectados podría llegar a 15.000 a finales de mes en este pequeño país con menos de cinco millones de habitantes.
“Sé que muchos de ustedes están asustados y se sienten abrumados”, dijo el martes en un discurso televisado en el día de San Patricio, el santo patrono del país, cuyos desfiles fueron cancelados.
– Gran necesidad –
“Es una reacción normal”, reconoció Varadkar. “Pero lo superaremos y lo venceremos”.
Los bares, escuelas y universidades han cerrado. Se desaconsejan las reuniones de más de 100 personas y se fomenta el trabajo desde casa.
A pesar de los llamados para que la gente no se abalance sobre los productos de primera necesidad vaciando los comercios, las máscaras, los jabones y el desinfectante han desaparecido de los estantes.
Conlon, que tuvo cáncer de mama, es muy consciente de las dificultades de los más vulnerables ante el riesgo de infección.
“Lo que hemos vendido es sólo una fracción de lo que se necesita”, afirma, “es realmente preocupante ver cuántas personas se inquietan porque no pueden encontrar (…) desinfectante de manos”.
Aferrándose a sus botellas, Una Hatch, de 70 años, lo confirma: “¡no lo encuentras en ninguna parte!”.
Y se entusiasma con la iniciativa de la destilería. “Es genial, una gran idea de una gente que no sigue las sendas trilladas”, dice. En su opinión, esta crisis “saca lo mejor de la gente”.