Paysandú
Después de una noche de sábado de cantos, bailes, asado bien regado y guiso carrero, al amanecer del domingo, aunque apenas por unos pocos hombres y mujeres, el campamento en la meseta comenzó a desperezarse. Había llegado el día y a juzgar por lo que podía apreciarse iba a ser un día claro, con mucho sol.
En establecimientos cercanos a la Meseta se repetía la misma escena, desde que no todos habían pasado la noche en la Meseta, sino que se habían trasladado incluso hasta termas de Guaviyú, cuya motelería tanto pública como privada estaba colmada y la zona de camping bien poblada.
El humo en los fogones llamaba al mate, a veces a un pedazo de carne que, asada, sería el desayuno. El mate también se preparaba a unos cien kilómetros al Sur, en cientos de casas y los bolsos se completaban con algunas vituallas para emprender el camino a la Meseta.
Los unos y los otros estaban donde tenían que estar, pensando en lo mismo: reunirse en la Meseta para honrar la memoria del general Artigas cuando más vale la pena honrar la vida de cualquier persona: conmemorando el momento de su muerte. Porque es entonces cuando puede valorarse la fortaleza de su vida y –en ocasiones, como el caso de Artigas– cómo ha influido, o incluso influye, en la de otros; muchos otros, si acaso.
Ayer cerraba el XXI Encuentro con el Patriarca, en el sitio cercano a su Purificación, un espacio de singular belleza, que se mantiene hoy casi tan agreste como lo viera José Artigas hace dos siglos. Y se cerraba a lomos del caballo, como hace doscientos años solía trasladarse el prócer.
De todas partes del Uruguay habían ido llegando en los días anteriores hombres, mujeres y niños, para hacer a caballo todo el trayecto de la cabalgata o solo parcialmente. Pero ahí estaban todos, algo así como tres mil jinetes y un poco más de cabalgaduras. Además, otros dos millares acompañaron la marcha en camionetas y autos, ayudando a armar los campamentos cada noche, o a reavivar el fuego cada amanecer.
EL ORDEN DE SALIDA
En Chapicuy, la Asociación de Sociedades Tradicionalistas de Paysandú, organizadora junto a la Intendencia del Encuentro, comenzaba a coordinar el orden de marcha de las 168 aparcerías participantes que debía encabezar Potros y Palmas de Guichón, ganadora del desfile de Paysandú Ciudad en junio pasado.
Y poco a poco vehículos particulares comenzaban a ingresar al camino a la Meseta para llegar al histórico lugar antes de las 9, pues posteriormente la caballada y los jinetes tendrían prioridad en el camino. En el acceso y en otros puntos, algunos emprendedores ofrecían tortas fritas, empanadas y trozos de tortas de fiambre y verdura.
Ya el sol dominaba el firmamento y el cielo azul mostraba la belleza del lugar. Apenas, de tanto en tanto, alguna nube, muy blanca. En la base de la Meseta, quienes habían obtenido espacios en el paseo artesanal preparaban sus productos, y en la zona de puestos de comida y bebida, se apuraba el fuego y se ponía en freezers la bebida. También se preparaban helados y otros alimentos propios para vender en ocasiones como esa.
El equipo de limpieza apuraba la tarea, levantando fundamentalmente botellas que en gran cantidad estaban desparramadas por el lugar, de gaseosas y también de bebidas alcohólicas, cadáveres de la noche anterior.
Los técnicos de sonido probaban los equipos. Cada cual, en realidad, atendía su juego, para juntos completar la gran jornada de recordación patriótica y de entretenimiento.
EL DESFILE
A las 11.20 ascendió la primera aparcería a la Meseta, para pasar frente al palco oficial, donde se encontraban autoridades departamentales y nacionales, entre ellas el intendente Guillermo Caraballo, los diputados Cecilia Bottino, Nicolás Olivera y Walter Verri y el alcalde de Quebracho, Mario Bandera.
En primer lugar Potros y Palmas, de Guichón. Después, El Casal, En la Huella, Tradicionalista Sanducera, Sociedad Estancia La Criolla, Aparcería del Queguay, Los gauchos de La Lata, La Orejana, Aparcería Glorias de Purificación, Centro Hípico de Paysandú, la Cimarrona, Los jinetes de La Heroica, La Boleada, Por Defender la Tradición y El Jara. Luego la delegación del Cuerpo de Policía Montada y detrás decenas y decenas de sociedades nativistas de casi todos los rincones del país.
El discurso del intendente
Una hora y cuarto después, con el paso de la última aparcería, los abanderados de todas las aparcerías se colocaron en torno al palco y a la base del monumento a Artigas, mirando al río, de frente al palco oficial. Se entonó el Himno Nacional y curiosamente no se hizo los mismo con el Himno de Paysandú.
El intendente Guillermo Caraballo fue el encargado de la parte oratoria que siguió inmediatamente. “La historiografía tradicional nos presentó a Artigas como el pilar de nuestra nacionalidad oriental. No se desconoció el carácter regional de su proyecto, pero se interpretó el federalismo plasmado en el Sistema de los Pueblos Libres como una situación coyuntural, en pos de lograr el objetivo de la independencia absoluta de la Provincia Oriental”, pero destacó que “hoy este abordaje del artiguismo ha sido interpelado”.
Por otro lado, en medio de la conmemoración de “los 200 años del momento de mayor expansión de las ideas artiguistas en el Río de la Plata, y el momento de la etapa radical de la revolución” Caraballo dijo que “Artigas fue el líder de una revolución derrotada, frente a una triunfante revolución conservadora”. Empero, “hoy son sus ideas, tantas veces escamoteadas, las que nos pueden servir como inspiración”.
Artigas “fue el primero que pidió la independencia absoluta de la Corona de España y de la familia real de los Borbones; también fue de los primeros que dijo República, que no sólo quería decir ‘No más reyes’, sino que quería decir un proyecto de libertad distinto, donde el ejercicio de la soberanía, de la toma de decisiones, se traía a ras del suelo, donde la participación era la clave de las decisiones democráticas. No era la libertad del liberalismo conservador, sino la libertad republicana. La libertad no solo de los ciudadanos, sino la libertad de los ciudadanos y los pueblos; la libertad de aquellos que para ser libres necesitan que también los otros lo sean. La libertad para construir el bien común. La igualdad política y social que proclamaba la ‘soberanía particular de los pueblos’ pero también los derechos de los ‘naturales’ y de los ‘infelices’”.
En 1815 “estas ideas se plasmarían en acciones” aun cuando en el congreso del 29 de junio de 1815 en el arroyo de la China no pudo alcanzar el objetivo de “lograr la ‘concordia que una, ligue de un modo firme y duradero a todos los Pueblos y Provincias de todos los Territorios Unidos’. Uno de los principales temas era el reclamo de igualdad frente a Buenos Aires. La revolución no se hacía para ‘cambiar de amo’”.
Purificación, sitio histórico donde en estos días se inauguró un memorial, “fue su capital y desde aquí irradió su acción el caudillo, proyectando su imagen como la de un estadista superior”.
“El lugar ofrecía innumerables ventajas políticas y estratégicas. Punto central de fácil defensa, al lado del río que la comunicaba con las provincias del litoral. Relativamente cerca de Montevideo, y a la vez, de la hostil Buenos Aires”.
“El artiguismo impulsaba un proyecto alternativo, que promovía la virtud y el patriotismo de los ciudadanos y cuyos ejes vertebradores eran la libertad y la igualdad. El momento histórico era visto como el alumbramiento de un nuevo orden, de una nueva era. ‘El gobierno está instituido para el bien común, para la protección, seguridad, prosperidad y felicidad del pueblo, no para el provecho, honor o interés privado de algún hombre, familia o clase de hombres’”.
El Reglamento de tierras, que tenía objetivos económicos, sociales y políticos. “generó conflictos, especialmente por los criterios políticos utilizados a la hora de confiscar las tierras” y eso “contribuyó a la derrota final del artiguismo”.
Enseguida Caraballo dijo: “A 200 años la pregunta necesaria y virtuosa sería ¿Cuál es el debe que tenemos con el artiguismo? ¿Qué hemos hecho y qué tenemos por hacer? No voy a ser yo quien responda esta pregunta, porque tiene tantas respuestas como orientales quieran responderla. No quiero caer en el desliz de pretender reinterpretar el pensamiento artiguista a 200 años y vincularlo con un partido político; Artigas no es del Frente Amplio, del Partido Nacional, del Partido Colorado, del Partido Independiente o de Unidad Popular. Artigas y su ideario son superiores, es patrimonio de todos los orientales”.
Así, agregó entonces “lo comprendió la sociedad civil de Paysandú, cuando un puñadito de ciudadanos provenientes de diferentes lugares, de diferentes partidos políticos, dieron la batalla por la obtención del solar de Villa Purificación que inauguramos hace pocos días. Fueron y golpearon las puertas del gobierno nacional, del Parlamento Nacional y del gobierno departamental y concretamos esta realidad. No importa de quien fue la idea, lo que importa es que constituía una causa de todos los orientales, que hubo ciudadanos que entendieron que este era un objetivo superior y este logro hoy nos pertenece a todos. Por supuesto que hubo un gobierno nacional sensible con este tema, y hay que reconocerlo, pero lo importante fue comprender que hay veces que los actores políticos –responsablemente- debemos despriorizar nuestros intereses partidarios porque hay algo que es superior; el interés colectivo, el bienestar de la gente”.
En la parte culminante del discurso, el intendente dijo que “las agendas partidarias tienen ciertos ritmos. Pero las agendas sociales tienen otros ritmos, de mayor urgencia. Los actores políticos debemos tomar nota de esto. Los partidos políticos son la columna vertebral de la democracia, pero tenemos un desafío: detectar cuando estamos frente a causas en las cuales debemos despriorizar los interés partidarios porque hay algo que es superior, el interés colectivo y el bienestar de la gente. Mayor desafío aún es estar a la altura de las circunstancias”.
LA PARTE FINAL
Después de los aplausos con que se celebró su discurso junto a las autoridades presentes y a Elena Santana, descendiente del pueblo originario charrúa, que estaba en el lugar junto con otros integrantes de su comunidad, colocaron ofrendas florales al pie del monumento.
Y lentamente, comenzó el descenso de la Meseta, hacia la Casona del Patriarca, donde se descubrieron dos placas, una de la Intendencia y otra de la Federación Rural del Uruguay, en conmemoración de su centenario. Poco más. Ya estaba todo hecho. Cada cual se dirigió a su fogón o en el caso del público a los espacios de venta de asado, asado con cuero y otras comidas criollas. Llegó el momento de almorzar y todo se hizo con tranquilidad y normalidad.
Lo mismo que el retorno, apurado de algunos que tenían muchos kilómetros por recorrer o al atardecer otros, con más tiempo disponible o un destino más cercano.
Como siempre sucede, el monumento quedó solo, para recibir la noche, otra noche más. Apareció para acompañarlo la Luna llena, la plenitud, la fuerza y el poder espiritual. Y eso tuvo Artigas, dudas no quedan. Cerca de la medianoche, la Luna, por algunos momentos, tornóse roja. Fue un hecho astronómico natural, pero al mismo tiempo un recuerdo de la sangre de quienes vertieron la suya propia en los campos de la patria, luchando por lo que hoy disfrutamos, el sistema republicano y democrático. El patriarca supo de entrega. Hoy es cuestión de comprender esa entrega, valorar su ideario y saber que el camino sigue siendo el Artiguismo.