Aumento del sodio y cloruros genera incremento de conductividad eléctrica en el líquido, lo que lleva a un problema en proceso industrial.
El incremento del nivel de sodio y de cloruros en el agua, lo que repercutió en una mayor salinidad, es un asunto que preocupa al directorio de Ancap, ya que perjudica el proceso industrial de la refinación de petróleo que lleva adelante la empresa estatal en su planta de La Teja.
El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, reconoció este asunto como un problema, al tiempo que se mostró expectante por la llegada de la lluvia que permita paliar el déficit hídrico. “Estamos con el Jesús en la boca, haciendo malabares y rezando para que llueva”, dijo en diálogo con El Observador.
Según consignó ese medio, la refinería utiliza un circuito cerrado para generar vapor, lo que sirve para controlar la temperatura de determinados procesos.
El proceso tiene pérdidas, que son compensadas con agua de reposición, mediante un líquido de calidad, adquirido a OSE. En ese proceso, el incremento del nivel de salinidad genera que suba la conductividad eléctrica del agua, lo que genera que se acelere la corrosión de los caños de las calderas.
En medio de esta situación, la empresa debió gastar más dinero para el tratamiento del agua, en busca de bajar su conductividad.
De momento, la situación está controlada y no ha generado problemas que generen un freno de la planta.
El meteorólogo José Serra dijo a Montevideo Portal que no espera episodios de lluvias significativas en el resto de mayo, a pesar de que pueden registrarse algunos días con precipitaciones entre el 24 y 29 de mayo.
Así, el mes cerrará con valores acumulados “muy por debajo” del valor medio normal y de este modo “acrecienta” el déficit hídrico que se registró en abril.