“Te dije que lo metieras en la licuadora, estoy dos horas para desarmarlo”, decía el presidiario en una conversación grabada.
“- Hola Negro.
-Sos la cara de la pija, hermano, loco.
-¿Qué pasó?
-Te dije que me la metieras (en) la licuadora, culiado.
-No sé qué me decís.
-Que me lo metieras en la licuadora, en la licuadora te dije. (…) Vos no sabés lo que me cuesta a mí, culiado. Estoy dos horas para desarmarlo, culiado.
-Ah bueno, pero como me dijiste molido….
-Molido es molido, molido es molido, culiado. Tengo que estar dos horas para romperla, culiado, me cuesta un huevo a mí, loco, escúchame”.
La conversación que acaba de leer se produjo entre dos personas vinculadas al tráfico de droga en Argentina.
El primero es Daniel “El Rengo Aguilera”, de 39 años, ex jefe de la barra brava del equipo de fútbol Godoy Cruz, preso en la Penitenciaría de Mendoza, Argentina. Su interlocutor es Cristian Oliva, de 35, su mano derecha y contacto con el mundo exterior, según informa el matutino porteño Clarín.
En la conversación, intervenida y grabada en el año 2017, Aguilera le reclama a Oliva que la piedra de cocaína que le mandó estaba muy dura y le llevaba demasiado tiempo romperla y molerla para poder venderla dentro de la cárcel.
De acuerdo con el citado medio, se trata sólo de una de las decenas de charlas comprometedoras usadas como prueba en un juicio oral que terminó el jueves 30 de julio.
El debate se cerró con un veredicto de 12 años para Aguilera como organizador de una asociación ilícita dedicada a la comercialización de estupefacientes; ocho años para sus dos laderos (uno de ellos Oliva) y dos años de prisión para dos trabajadores penitenciarios por el delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público” (dejarle entrar celulares al penal y sobre todo droga, entre otras infracciones varias).
La crónica detalla que, a pesar de estar “guardado”, Aguilera se las ingenió para cerrar un trato con un proveedor de cocaína boliviana y armar la logística de una encomienda con 5 kilos de droga despachada desde la ciudad de Tartagal el pasado 23 de julio.
Sin embargo, la droga fue interceptada en Salta el día 25. El fiscal federal a cargo del caso decidió hacerle un cambiazo por harina y permitir que el envío siguiera su ruta, para ver adónde conducía. Así, dos días después del veredicto, el sábado 1° de agosto se descubrió que el destino de la droga era el clan Aguilera.
“El 25 de julio del 2020, la Sección Seguridad Vial ‘Cabeza de Buey’, dependiente del Escuadrón Núcleo 45 Salta de Gendarmería Nacional, apostado sobre la ruta nacional 34/9 retuvieron una encomienda procedente de Salvador Mazza, con destino Mendoza”, dice el parte de Gendarmería y detalla que la droga fue detectada por el perro antidrogas Tango, que empezó a rascar la encomienda.
En total se desplegaron ante el animal 17 paquetes y Tango no dudó: marcó la encomienda donde estaba la cocaína.
La investigación quedó a cargo del fiscal Ricardo Toranzo, titular del Área de Delitos Complejos, quien en el marco del sistema acusatorio del nuevo Código Procesal Penal Federal decidió pedirle autorización al juez federal Miguel Medina para cambiar la droga (5,4 kilos de cocaína), dejarla seguir viaje y ver quién era su comprador en Mendoza.
La primera pista sobre el dueño de la cocaína se tuvo el sábado 1° de agosto cuando una mujer fue detenida al retirar la encomienda.
Resultó ser una ex pareja de “El Rengo”, con quien tiene una hija de cuatro años.
La mujer había recibido instrucciones expresas de Aguilera para ir a buscar el paquete. Todo vía celular y en días y horarios que coinciden con las audiencias del juicio.
Esta audacia no sorprende por parte de Daniel Aguilera: de hecho, la condena del jueves pasado contra “El Rengo” fue por manejar la banda desde adentro de la penitenciaría tanto para vender droga fuera como dentro del penal.
“Daniel Orlando Aguilera, alias ‘Rengo’, surgió de las pesquisas ordenadas por la fiscalía y ejecutadas por la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales ‘Mendoza’ de Gendarmería, que llevó a cabo varios allanamientos en distintas localidades de Mendoza, en las que se detuvo dos mujeres, una de ellas se dedicaba a ‘enfriar’ la droga en su domicilio”, detalla el parte de Gendarmería.
Los operativos del fin de semana también incluyeron un allanamiento en la celda del “Rengo”.
Allí se encontró un teléfono celular que estaba oculto en buche de un mueble. El aparato ahora deberá ser peritado, con los recaudos del caso, para determinar si fue a traves de de esa línea telefónica que Aguilera pactó la compra de la droga. Según datos de la causa de Salta, fue el propio Aguilera (sin intermediarios) quien arregló el envío por mensajes de WhatsApp y de Messenger.
En la Justicia de Mendoza incluso se quedaron con la duda de si no fue a través de un segundo celular -que se le brindó a un coimputado para el juicio- por el que hizo la logística de la encomienda.
Aguilera no solo es considerado un pesado en el fútbol.
En la investigación preliminar que derivó en el juicio oral se lo relacionó con el tráfico a gran escala de marihuana desde Paraguay hacia Chile, haciendo la triangulación en Mendoza.
“Muchas de estas operaciones son financiadas por un grupo de personas de nacionalidad colombiana y una de nacionalidad mexicana”, dice un dictamen de la la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) fechado en 2017.
Ese año “El Rengo” fue detenido en marzo acusado de golpear a su exesposa.
Quedó preso porque tenía una condena anterior: el 28 de abril de 2013, había sido sentenciado a 2 años y medio de cárcel por “abuso de arma de fuego” en el juicio que había comenzado como doble intento de homicidio.