El CEO, de 46 años, asegura que tiene “la salud cardíaca de un hombre de 37, la piel de uno de 28 y la capacidad pulmonar de uno de 18”.

El negocio de la longevidad, también llamado “sistema blueprint”, tiene cada día más adeptos e incluso generó una industria a su alrededor.

Está vinculado con la búsqueda del rejuvenecimiento a partir de acortar la edad biológica, según consignó el medio español El Economista. Al respecto, Bryan Johnson vivió un cambio radical en su apariencia desde 2018 a la fecha, principalmente en su rostro, al seguir una estricta dieta para conseguir una vida más duradera.

Johnson es un multimillonario y director ejecutivo de Kernel, una empresa que puede monitorear y registrar la actividad cerebral. De acuerdo con el citado medio, el empresario de 46 años gasta varios millones de dólares al año para seguir un estricto régimen de rejuvenecimiento; su lema: “No mueras nunca”.

Además, a raíz de una serie de intervenciones médicas, hoy en día tiene “la salud cardíaca de un hombre de 37 años, la piel de uno de 28 y la capacidad pulmonar de un joven de 18”.

En declaraciones a Fortune, el ejecutivo explicó que “quiere vivir mucho tiempo para disfrutar más de lo que ofrece la vida”.

¿Cuánto tiempo, exactamente? Unos 200 años, indicó.

En su camino ha tenido que domar decisiones “extremas”, como inyectarse la sangre de su hijo y la de su padre o ingerir unas 61 pastillas diariamente. Además, come 30 kilos de verduras por mes, se despierta a las 04:30 todos los días y se va a dormir a las 20:30.

Cada hora de su día está reglamentada por un algoritmo creado a partir de un riguroso control corporal y la ciencia de más de 2.000 publicaciones académicas. “¿Tengo miedo de morir? No”, confesó.

El empresario tecnológico estadounidense invierte millones de dólares para detener el proceso de envejecimiento de su cuerpo y tiene un equipo de médicos que lo estudian constantemente mientras hace ejercicio y termina las actividades diarias.

Su inspiración surgió a raíz de unas clases de vuelo que tomó algunos años atrás. “Me sorprendió lo bien que volaba el avión con el piloto automático”, dijo y añadió: “Me preguntaba si podría construir un piloto automático para mí y mi cuerpo”.