Francisco reclamó el derecho de los más pobres a “techo, trabajo y tierra”, y pidió un acuerdo “eficaz” sobre cambio climático. Visitó el Memorial 11-S.

El papa Francisco llamó este viernes en un histórico discurso ante la Asamblea General de la ONU a evitar el “abuso” de los países en desarrollo a través de su “sumisión asfixiante” en el sistema financiero mundial, y denunció el narcotráfico que “silenciosamente” mata a millones de personas.

De gira en Estados Unidos desde el miércoles, el sumo pontífice argentino visitó a continuación el Memorial de los atentados del 11 de septiembre de 2001, donde encabezó una emotiva ceremonia interreligiosa en el lugar donde se levantaban las nuevas Torres Gemelas.

La agenda del papa en Nueva York, adonde llego el jueves por la tarde procedente de Washington, incluía además la visita a una escuela católica en Harlem, una procesión en Central Park y una misa en el Madison Square Garden.

La esperada presentación de Francisco en Naciones Unidas fue la quinta de un papa en la sede de la organización internacional, luego de las de Pablo VI en 1965, Juan Pablo II en 1979 y 1995 y Benedicto XVI en 2008.

A LOS PODEROSOS. Su discurso tuvo un fuerte acento en lo económico y social, con un reclamo para evitar la exclusión y una defensa del derecho al “techo, trabajo y tierra”, pero también pidió un acuerdo “eficaz” sobre cambio climático e instó a respetar la “ley moral” de la “distinción natural entre hombre y mujer”, en una alusión implícita a la homosexualidad y la transexualidad.

En medio de la crisis de la deuda externa que afecta a Grecia y las medidas draconianas de austeridad reclamadas por sus acreedores, el papa Francisco pidió a los “organismos financieros internacionales velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios”.

“Lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”, recalcó en español.

Primer papa del continente americano, Francisco cargó con fuerza contra un flagelo que afecta principalmente a su región, el narcotráfico, que “silenciosamente viene cobrando la muerte de millones de personas”.

“Otra clase de guerra viven muchas de nuestras sociedades con el fenómeno del narcotráfico. Una guerra asumida y pobremente combatida”, señaló, en referencia a la tragedia que sufren países de América Central y México pero también, cada vez, más naciones del Cono Sur.

CLIMA. Como era de esperar, el papa pidió que la conferencia mundial sobre cambio climático de diciembre próximo en París llegue a “acuerdos fundamentales y eficaces”, y agregó que existe un “verdadero derecho del ambiente”.

El papa Francisco marcó así el tono antes de una cumbre sobre el desarrollo que se abrió inmediatamente después en la ONU y en la cual más de 150 dirigentes mundiales adoptaron un ambicioso plan de acción para los próximos 15 años en materia de pobreza, salud, educación y medio ambiente.

El miércoles en Washington, el papa coincidió con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, acerca de la preocupación sobre el cambio climático y la necesidad de ayudar a los excluidos.

En un histórico discurso el jueves en el Congreso, volvió a tocar estos temas, y también criticó la venta de armas.

En un tema que genera mucha polémica, Francisco denunció por otra parte en la ONU la “colonización ideológica” que impone a los pueblos “modelos de vidas anormales e irresponsables”, en alusión al casamiento homosexual y la transexualidad.

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ATENTADOS. En el área de la política internacional más tangible, Francisco dio su apoyo al acuerdo sellado entre Irán y las grandes potencias sobre el programa nuclear de Teherán, calificándolo de “prueba de buena voluntad y derecho”.

Reiteró además sus “llamamientos incesantes” por los cristianos y otras minorías en Oriente y África, víctimas de yihadistas en Irak y Siria y que “no quieren dejarse ganar por la locura y el odio” de los extremistas violentos.

La segunda etapa de la agenda del viernes fue precisamente el Memorial del 11-S en el sur de Manhattan, que recuerda a las cerca de 3.000 personas muertas en 2001 en los ataques terroristas perpetrados por la red Al Qaida y a las seis fallecidas en un primer atentado en 1993.

El Sumo Pontífice inclinó su cabeza junto a uno de los inmensos piletones negros del Memorial en los que el agua fluye de manera permanente y luego colocó una rosa en su borde, donde están inscritos los nombres de los muertos.

“En este lugar de dolor y rememoración, me siento lleno de esperanza por la oportunidad de unirme a líderes que representan a tantas tradiciones religiosas en la vida de esta gran ciudad”, dijo en un servicio en el que participaron hinduistas, budistas, sijs, cristianos ortodoxos, musulmanes y judíos.

“Espero que nuestra presencia envíe un mensaje poderoso de nuestro deseo de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerza de paz, de justicia”, agregó.

El papa habló con un grupo de familiares de las víctimas y socorristas antes de ingresar en el museo.

La gira de Francisco por Estados Unidos concluirá el domingo en Filadelfia.

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