La osteoporosis es una patología muy frecuente y se encuentra en aumento en Uruguay debido al envejecimiento de la población.
Cada 20 de octubre, en el Día Mundial de la Osteoporosis, “es una oportunidad para sensibilizar, de que mucho depende de nuestra actitud, del autocuidado y de estar alerta para prevenir esta patología”, dice el Dr. Miguel Albanese, reumatólogo, Presidente de la Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología (PANLAR).
En ese sentido, conocer de qué se trata esta enfermedad llamada “silenciosa” es vital para tomar consciencia de lo que implica: “La osteoporosis se define como una fragilización del esqueleto. Es un trastorno progresivo y sistémico del esqueleto caracterizado por una baja masa osea y un deterioro de la micro arquitectura del tejido óseo, con el consiguiente aumento de esa fragilidad y la chance de una fractura aumentada”, explica el Dr. Albanese.
“El esqueleto, muy a diferencia de lo que la gente cree, es una estructura muy dinámica, que cambia durante toda nuestra vida: desde el nacimiento hasta los 25 años los huesos están en formación, por lo que es importante tener un aporte de calcio, vitamina D y proteínas. Esa masa ósea por lo general se mantiene entre los 35 y 50 años y después empieza un descenso de la misma que es mucho más pronunciado en la posmenopausia de la mujer, pero también va cambiando en el hombre lentamente. A los 80 años aproximadamente ambos sexos se equilibran y se igualan en riesgos de fracturas”, expone Albanese.
Al descender esa masa ósea, los huesos quedan frágiles y expuestos a fracturas de bajo impacto a partir de una caída, un golpe o simplemente un movimiento brusco. Esas lesiones resultan un riesgo para la vida y constituyen una de las principales causas de dolor e incapacidad al llegar a una edad avanzada. La osteoporosis no presenta signos ni síntomas hasta que se produce la primera fractura.
“Siempre prevenir es mejor que curar. La enfermedad es una patología de formación en pediatría y de manifestación en geriatría: cuando somos niños podemos tener una baja masa ósea por el estilo de vida, hábitos y patologías heredadas. Durante muchos años, será un enemigo silencioso que no dará síntomas. Pero llegada la edad, el síntoma mayor será la fractura”, afirma Albanese.
Es por este motivo que la buena alimentación y realizar ejercicio físico desde temprana edad reducen los riesgos de padecer esta patología. Según datos que expone la Fundación Internacional de Osteoporosis, existe cada vez más preocupación acerca de que los malos hábitos en niños y adolescentes (bajos niveles en la ingesta de vitamina D y calcio sumado al aumento de los hábitos sedentarios) impactarán sobre el riesgo de desarrollar la enfermedad en el futuro.
La pérdida de la masa ósea está vinculada a un bajo consumo de calcio y vitamina D, hábitos tóxicos como fumar o consumir alcohol, falta de ejercicio físico, así como también a enfermedades que provocan una pérdida de masa ósea como la diabetes o la artritis reumatoidea. El uso de algunos fármacos deterioran los huesos, como es el caso de los corticoides, entre otros.
En el mundo, después de los 50 años, una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres van a tener un deterioro de la arquitectura de sus huesos, por lo que el riesgo de fractura está aumentado.
En el caso de las mujeres, hay una mayor prevalencia de la enfermedad a partir de la menopausia debido a que comienza a perder los estrógenos, hormonas responsables de mantener la mineralización de los huesos, previniendo así su fragilidad. Por este motivo hay una alta presencia de la osteoporosis en las mujeres.
En las mayores de 45 años, la osteoporosis representa más días de hospitalización que muchas otras enfermedades, incluyendo diabetes, infarto al miocardio (ataque al corazón) y cáncer de mama.
En cuanto a los hombres, a partir de los 50 años están más propensos a una fractura por esta patología que a desarrollar cáncer de próstata.
“Dependiendo de la etapa de la vida en la cual estamos, tenemos acciones diferentes para tomar en cada una y prevenir la fractura. Cuando uno ve un paciente con osteoporosis, lo que hay que hacer es un correcto análisis del mismo y realizar un abordaje ideal para esa persona”, dice Albanese.
“A las personas, basándonos en sus huesos, las defino en bajo, medio y alto riesgo”, comenta Albanese, quien explica si la persona experimentó una fractura previa, presenta determinadas enfermedades, toma medicamentos que afectan la salud ósea o tiene un familiar directo (madre, padre, abuelos, hermanos) que tuvo una fractura, es importante hacerle un seguimiento especial para prevenir una lesión de bajo impacto. La genética tiene incidencia en el desarrollo de la enfermedad.
Un aspecto que es relevante para la prevención de futuras fracturas es el tratamiento que debe ejecutarse al año siguiente de esa primera lesiòn, ya que se considera el mayor período de riesgo: “toda aquella persona que tuvo una fractura de bajo impacto, en puño, vertebral o de cadera, hay que hacerle al año siguiente un tratamiento de alto impacto para mejorar las condiciones de esa persona porque tiene un riesgo altísimo de tener otro traumatismo”, afirma Albanese.
¿A qué edades se pueden presentar estas fracturas? Por lo general, a los 45 años pueden surgir las de puño, entre los 50 y 65 las vertebrales y a los 80, una fractura de cadera.
Para determinar el nivel de masa ósea, los médicos tratantes indican la realización de una densitometría (examen con rayos X) para conocer la calidad de los huesos y el origen de esa deficiencia. Esto permite adecuar un tratamiento que pueda corregir esa deficiencia: calcio, vitamina D, ejercicio físico y fármacos específicos para que los huesos de las caderas, columna vertebral y otras áreas estén menos propensos a quebrarse.
Presencia muy alta en Uruguay
La población uruguaya crece muy poco desde hace varias décadas y por este motivo atraviesa un proceso de envejecimiento. “Este aspecto hace que tengamos una amenaza de que se dupliquen o tripliquen el número de fracturas para los siguientes 20 años”, destaca el Dr. Albanese, quien es también expresidente de la Sociedad Uruguaya de Reumatología.
En Uruguay, las principales fracturas osteoporóticas son la fractura de columna y la de cadera. A su vez, son las que tienen consecuencias más graves y tienen altos costos médicos a largo plazo, según informó el Ministerio de Salud Pública (MSP) en el pasado Día Mundial de la Osteoporosis.
Las fracturas de cadera son numerosas en relación a la población: hay aproximadamente 400 por cada 100 mil mujeres y 150 fracturas por cada 100 mil hombres.
Según un informe de la Clínica de Traumatología y Ortopedia del Adulto de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) publicado en el año 2021, la predominancia de osteoporosis en Uruguay se encuentra en pacientes mayores de 79 años y del sexo femenino.
De acuerdo con esta investigación, la fractura de cadera constituye un problema de salud prevalente en la población de adultos mayores y a partir de los 50 años. En cuanto a la mortandad, los pacientes con esta lesión representan un 30% al año, lo que aumenta en pacientes de avanzada edad con comorbilidades.
Con respecto a los tratamientos disponibles en nuestro país, “tenemos un arsenal terapéutico bastante adecuado, con un buen capital de antirresortivos, calcio de buena calidad y opciones de vitamina D en distintas formulaciones”, asegura el Dr. Albanese, quien destaca también la labor de los médicos especializados en esta patología a nivel nacional.
Prevenir antes que curar
“Si hay un mensaje que dar este 20 de octubre es que mucho depende de nuestra actitud, del autocuidado, de estar alerta a los familiares de riesgo y si la persona los tuvo, que sepa que es un paciente de alto seguimiento”, enfatiza el reumatólogo Miguel Albanese.
Principales recomendaciones para prevenir el debilitamiento de los huesos y la aparición de osteoporosis:
Mantener una correcta alimentación que incluya cantidades adecuadas de calcio, proteínas.
Asegurar tiempo de exposición al sol (con los cuidados correspondientes para la piel) que brinde la vitamina D necesaria para el cuerpo. 15 minutos por día es el mínimo recomendable.
Realizar actividad física: de bajo impacto como caminar, realizar estiramientos y ejercicios que mejoren el equilibrio. Preferentemente, consultar al médico la actividad adecuada para cada caso.
Evitar fumar, beber alcohol.
Mantenerse en un peso corporal adecuado.