El senador del Frente Amplio cuestionó los objetivos de la política monetaria y la inflación. “No era soplar y hacer botella”, afirmó.
El equipo económico del Gobierno compareció este jueves a la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda, en el marco del análisis del proyecto de Rendición de Cuentas que deberá aprobar el Senado en 45 días.
Entre otras autoridades, concurrieron la ministra de Economía, Azucena Arbeleche; la directora de Política Económica, Marcela Bensión; el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat; y también el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie.
Luego de la puesta a punto de temas generales de los jerarcas de Gobierno, entre el ellos el presidente del BCU, Diego Labat, el senador del Frente Amplio Mario Bergara cuestionó que se “plantea una mejora fiscal como algo positivo y de festejo”.
“Obviamente vamos a discrepar y a matizar esa tónica porque nuestro análisis indica que en estos años la ‘mejora fiscal’ (dicho entre comillas) se explica casi enteramente por la caída de salarios y pasividades, y por el aumento de la carga tributaria. Grosso modo, los salarios y las pasividades han implicado un menor gasto en estos años, del entorno de los US$ 700 millones y el aumento del cobro de impuestos ascendió algo más de US$ 100 millones —peso más, peso menos; dólar más, dólar menos—, lo que explica, principalmente, el cambio en el resultado fiscal”, argumentó el ex ministro de Economía.
Posteriormente, Bergara, que también fue presidente del BCU, se refirió a la inflación, que cerró en el acumulado anual a agosto en 9,53%.
“Con respecto a los temas inflacionarios —aunque dos años y medio tarde—, se ha reconocido que bajar la inflación no es tan sencillo, lo cual nos parece una buena noticia, al igual que realizar una corrección. De manera generosa o autocomplaciente se habla de que se tuvieron metas ambiciosas, cuando, en realidad, lo que se tuvo fue una visión equivocada del tema. Que ahora tengamos metas de inflación que están 2% por encima de lo planteado, es un acto de humildad y habla de asumir que las cosas no eran tan fáciles, no era soplar y hacer botella, ni bajar la inflación cuando se quería, incluso en tiempos en donde el crecimiento económico no era tan dinámico”, apuntó el senador frenteamplista, que cuestionó que, durante la gestión de Labat al frente del BCU, la inflación no fue el único objetivo de la política monetaria.
En esta línea, agregó que hubo una intención de “sostener el nivel de actividad en momentos depresivos” de la economía.
“Lamentablemente, esto se hizo en el marco de una contradicción —desde nuestro punto de vista— entre política monetaria y fiscal. Mientras la política monetaria era totalmente expansiva —y estábamos de acuerdo—, la política fiscal fue contractiva desde el primer momento. Esto indica que, más allá de los discursos, la gestión de la política monetaria toma en cuenta objetivos múltiples: la inflación, la competitividad y el crecimiento; como debe ser, como dice la ley. Antes se hablaba de los platitos chinos y era motivo de burlas. Desconozco cómo se le llama a esto hoy, pero huele a platitos chinos, se parece a platitos chinos y suena a platitos chinos”, dijo Bergara en referencia a su popular paralelismo utilizado para explicar políticas de equilibrio macroeconómico.
Y agregó: “Por otro lado, también debemos decir que si el diagnóstico es que las exportaciones vuelan y que, como bien explicaba el presidente del Banco Central del Uruguay, estamos importando una inflación del exterior muy significativa, en eso coincidimos, no vemos del todo consistente la suba sistemática de la tasa de interés como elemento antiinflacionario hoy, cuando tenemos el consumo doméstico deprimido. Creo que nadie puede plantear que la presión sobre los precios de la economía viene dada por una demanda extraordinaria que hoy los uruguayos estamos haciendo y que, por lo tanto, eso hay que atenderlo por la vía de enfriar el crédito subiendo las tasas de intereses. Nadie puede compartir ese diagnóstico. Entonces, si la inflación es importada, pero tenemos un consumo doméstico deprimido, nos falta un hilo en el razonamiento que justifique la suba tan considerable de la tasa de interés que, en los últimos tiempos, ha llevado adelante el Banco Central del Uruguay”.
A su turno, Labat sostuvo que “la preocupación y esfuerzo del BCU por bajar la inflación” radica en su importancia porque una “inflación baja es una condición necesaria para un mayor crecimiento”.
“Nuestra insistencia en el objetivo central es la inflación. Está claro que bajar la inflación no es una tarea fácil, pero sí es posible y absolutamente necesaria. Al día de hoy —es un fenómeno mundialmente generalizado—, cientos y miles de personas están trabajando en esto, investigando y definiendo qué cosas funcionan y qué cosas no funcionan. No hay recetas, pero sí se sabe que hay cosas que funcionan y se sabe que hay otras que no funcionan”, dijo Labat, que citó ejemplos de otros países de América Latina que tienen una inflación controlada como Brasil, Perú y Paraguay, entre otros.
Sobre las afirmaciones de Bergara, el presidente del BCU respondió: “Voy a hacer algunas precisiones bien claras. Para el Banco Central del Uruguay no hay objetivos múltiples, no hay platitos chinos, no tenemos platitos chinos, no manejamos platitos chinos y, mucho menos, hacemos chistes con platitos chinos. Toda la evidencia marca que, precisamente, lo primero que tiene que hacer el Banco Central del Uruguay es mencionar y dejar bien claro cuáles son sus objetivos. Como sabemos que hay evidencia y que se han ganado premios Nobel al respecto, no podemos repetir eso. Quiero dejar bien claro que no tenemos platitos chinos y que no tenemos objetivos múltiples. A la hora de tomar decisiones, no se debe confundir gradualidad y cautela. No debemos pedir a las políticas lo que no pueden dar. Podemos decir que gradualidad y cautela han estado. He mencionado que Paraguay y Perú llevan más de trece aumentos de tasas; Brasil, doce; Uruguay ha sido cauto y cauteloso con las subidas de las tasas. Una cosa es ser cauto y, otra, olvidarse del objetivo que tenemos a largo plazo”.
Finalmente, Labat recalcó que “es importante la reducción de la inflación, pero es mucho más importante la consolidación de la política” que se está llevando a cabo.
“El Banco Central del Uruguay decidió volver a un régimen donde el instrumento es la tasa de interés. Al respecto digo que hay frondosa evidencia de que, sobre todo en mercados como el nuestro, la tasa de interés tiene una mucho mejor llegada a los agentes económicos, es más clara de leer y de alguna manera activa de forma más fácil los mecanismos de trasmisión de la política monetaria”, argumentó Labat, que además recordó que el pasado 31 de agosto se cumplió un año sin intervenciones del BCU en el mercado de cambios.
“¿Qué pasaba en otras épocas? Se compraban dólares, se sostenía el tipo de cambio, se enviaban pesos al mercado y, después, había que retirarlos con letras de tesorería. Eso hoy no está pasando. Hoy no estamos comprando dólares ni estamos vendiendo dólares, no estamos interviniendo en el mercado de cambios. Eso no quiere decir que en algún momento las condiciones sean necesarias y que haya que hacerlo. Quizás sí deba hacerse, pero van a tener que estar dadas las condiciones y no va a ser en cualquier momento. Entonces, por eso digo que esa espiral no es lo que hoy está pasando”, agregó.
“Platitos chinos” o como quiera
Bergara, en tanto, volvió a tomar la palabra posteriormente y calificó de inconsistente la afirmación realizada por Labat de que el Banco Central tiene un solo objetivo.
“Veo una gran inconsistencia cuando se pone el énfasis en que el Banco Central tiene un único objetivo, que es la inflación, y después se fundamenta que en 2020 se fijó una tasa muy baja —del 4,5%—, a pesar de tener una inflación que superaba el 9% o el 10%. También se dijo que si la inflación está por encima del rango hay que subir la tasa, pues en 2020 no se actuó de esa manera. Entonces, si leo la minuta de comunicación del Banco Central, cuando en 2020 fijó la tasa en un 4,5%, puedo apreciar, justamente, que con ese nivel de tasa de política monetaria se ratificaba la decisión de mantener una política expansiva, atendiendo a que las condiciones monetarias no implicaran una restricción de la actividad económica. Ahí el objetivo no era primordialmente la inflación, sino la actividad económica. Y lo hemos dicho en varias oportunidades: nosotros estábamos de acuerdo con esa decisión. Había que atender la actividad económica en 2020. Pero no es consistente con un discurso de que acá hay un único objetivo, que es la inflación. No, no es el único objetivo. Hay múltiples objetivos”, remarcó el economista, que además recordó que la Ley Orgánica del BCU plantea “múltiples objetivos”.
El ex presidente del BCU relató que la finalidad del regulador financiero es ponderar “la estabilidad de precios, la estabilidad financiera, el sistema de pagos y el sistema financiero”.
“Reitero, quiero dejar constancia de esa enorme preocupación, porque, vuelvo a decir, si al discurso del objetivo único no le quieren llamar ‘platitos chinos’, no lo hagan. Cada uno lo llama como quiera. Yo también lo llamo como quiero. Pero que se ponderan múltiples objetivos en las decisiones de política monetaria, no solamente es lo que se hizo, sino que también es lo que encomienda la carta orgánica del Banco Central”, replicó el senador frenteamplista.