Arrest, close-up shot man's hands with handcuffs in front of plank wood wall with copy-space

Ocurrió en Canelones. La denuncia fue realizada por su pareja, que era agredida físicamente por el condenado para que no denunciara estos hechos.

La Fiscalía Departamental de Canelones de 1° turno, a cargo de la fiscal Alicia Schiappacasse, obtuvo mediante proceso abreviado la condena de E.J.R.P a 10 años de penitenciaría por delitos de abuso sexual.

El hombre fue condenado el pasado 15 de octubre como “autor penalmente responsable de reiterados delitos de abuso sexual especialmente agravados en concurso formal con reiterados delitos de abuso sexual sin contacto corporal, reiterados delitos de contribución a la explotación sexual de personas menores de edad y reiterados delitos de violencia doméstica agravados por ser las víctimas una mujer y menores de 18 años de edad, este último en concurso formal con un delito de lesiones personales especialmente agravado, todos en reiteración real entre sí”, informó la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía.

Las víctimas identificadas son una mujer (quien fuera pareja del ahora condenado durante 12 años), dos hijas de esta unión y el hijo de la mujer (hijastro del condenado). El núcleo familiar convivía en una zona rural del departamento de Canelones.

De la investigación realizada surge que E.J.R.P. abusó sexualmente (bajo amenazas, coacciones e intimidaciones) de su hijastro de 12 años y de sus dos hijas (de 8 y 9 años) y los sometió a la exhibición de videos de naturaleza pornográfica.

Algunos de estos abusos ocurrían frente a su otro hijo (de 2 años), quien manifestaba conductas sexualizadas no acordes con su edad. Esto suscitó la sospecha de la madre quien consultó a sus hijas. Las niñas, angustiadas, le confirmaron que el acusado abusaba sexualmente de ellas y de su hermano, en ocasiones en que la madre estaba trabajando fuera de su casa y las víctimas quedaban bajo el cuidado del acusado. La madre, entonces, radicó la denuncia.

Además de lo develado por las niñas, surge que el condenado las llevaba a un determinado lugar para que otro hombre (aún no identificado) también abusara sexualmente de ellas.

También se consignó que el condenado ejercía violencia física, psicológica y patrimonial sobre todo el núcleo familiar durante largo tiempo (golpes con objetos o con la mano, insultándolos con todo tipo de improperios). A la víctima denunciante, su pareja, también la castigaba físicamente, utilizando presión y violencia psicológica para que no denunciara esas agresiones.

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