Las tres víctimas dejaron ingresar al hombre, que había sido compañero suyo hasta marzo, y este los ejecutó a sangre fría.
En la tarde de este martes los tres detenidos por el homicidio de los tres infantes de marina, asesinados en una base naval del Cerro, fueron imputados con prisión preventiva por 150 días mientras continúa la investigación, según confirmaron fuentes de la investigación.
Según los datos proporcionados por Fiscalía, la Policía Científica detectó la huella dactilar de uno de los imputados (el exitnegrante de la Marina) en el picaporte de la puerta interior que permitía el acceso al lugar donde descansaba uno de los militares.
A su vez, cuando se efectuó la detención, se constató que en los championes que utilizaba el detenido “había muchas manchas pardo rojizas” que, una vez periciadas, dieron como resultado pertenecer a sangre humana.
El periodista Diego Píriz, de Subrayado, accedió a información detallada de la investigación que explica cómo fueron los hechos.
El homicida, de 26 años, llegó hasta los portones del predio que custodiaban los tres marinos pasada la medianoche del sábado.
Hasta marzo de este año había sido compañero de ellos, por lo que los tres jóvenes lo dejaron ingresar luego de que el homicida les dijera que su pareja lo había echado.
Al rato de haber ingresado, uno de los efectivos se colocó auriculares y el otro se entretuvo con un videojuego.
El imputado les dijo que se acostaría a dormir en la habitación trasera, donde ya se encontraba descansando (en sus ocho horas) Escobar, el más joven de los marinos.
Habló un rato con él hasta que el joven se durmió y cerca de las 2 de la mañana tomó su arma y se dirigió a la entrada, donde disparó a quemarropa contra los dos efectivos con los que había conversado hasta hace poco.
Volvió a la habitación donde se encontraba Escobar, que al escuchar los disparos se resistió al homicida. Este le disparó cuatro veces, acertando en el pecho, la cabeza, un brazo y una pierna.
Tras haber cometido los tres homicidios, robó las restantes armas y las colocó en su mochila, escapando por los fondos del predio.
Píriz aclara que el homicida dio versiones confusas sobre lo que ocurrió luego. Primero dijo que vendió dos armas en bocas de la zona, y luego que lo había hecho otra persona.
A las 4:00 de la mañana llegó a la casa de los otros dos imputados y se acostó a dormir en la habitación que les alquilaba. A la mañana siguiente se tiñó el pelo, compró un celular y carne para un asado.
Tras invitar a sus amigos en el asado, les contó que era el autor del triple homicidio que era comentado en la prensa.
No pasó mucho antes de que la Policía realizara los allanamientos que permitieron la detención del homicida, sus cómplices y el hallazgo de los elementos que permitieron inculparlo.