Los primeros datos oficiales se conocieron casi cinco horas después de cerradas las mesas y mostraron una amplia ventaja a favor del bloque peronista.

Pasadas las 21 horas, la expectativa por los datos oficiales ya comenzaba a incrementarse. Felipe Solá, dirigente del Frente para Todos, aumentó las ansias al salir en conferencia de prensa y decir que la diferencia entre su sector y el liderado por Mauricio Macri era “considerable”, y exigiendo que el gobierno “deje de retener” los datos oficiales.

Las informaciones no oficiales, las famosas boca de urna, ya aparecieron cuando el reloj marcó inicio de las 21 horas. Alberto Fernández surgió como vencedor en todos esos sondeos, y lo que se discutía en los canales de televisión era la ventaja que iba a tener a nivel nacional con respecto al presidente.

Pasadas las 22 horas, y cuando todavía no había aparecido ni un dato oficial, el presidente Macri salió desde el búnquer de “Juntos por el cambio” y agradeció y felicitó a la sociedad por la “gran fiesta de la democracia”, aunque reconoció una “mala elección”.

“Primero quiero felicitar a todos los argentinos, porque tuvimos una gran fiesta para la democracia. Reconocemos que hemos tenido una mala elección. Escuchamos el voto de la gente, creemos en la democracia”, dijo el líder oficialista.

“Duele, duele que hoy no hayamos tenido el apoyo que esperábamos”, agregó.

Llegando a las 22.30 el Ministerio del Interior lanzó los primeros datos: con el 55,8 % de las mesas escrutadas, el 47,01 % de los votos eran para el Frente de Todos y 32, 66 % Juntos por el Cambio.

La gran diferencia entre Macri y Fernández y la extrema polarización, que reparte entre los dos casi 80% de los votos, hace parecer difícil que el mandatario pueda remontar el resultado en los dos meses y medio que faltan para la cita en las urnas.

En la primera vuelta se puede ganar con 45% de los votos o también si se obtiene 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo candidato.

La primera vuelta está fijada para el 27 de octubre y el eventual balotaje el 24 de noviembre.

Como tercera opción se presentó la fórmula del exministro de Economía Roberto Lavagna con el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, del peronismo de centro, que consiguió solo 8,7%.

En octubre se votará también para renovar un tercio de la Cámara de Senadores (24 escaños) y la mitad de la de Diputados (130 bancas), así como candidatos a gobernador, vice, legisladores, alcaldes y representantes comunales de la provincia de Buenos Aires.

Los mercados

Agobiados por la inflación, que con 22% en el primer semestre es de las más elevadas del mundo, y una pobreza que alcanza a 32% de la población, a los argentinos se les presentan dos proyectos antagónicos: el de Macri, que lleva adelante un plan de ajuste respaldado por el Fondo Monetario Internacional con un préstamo de 56.000 millones de dólares, y el de Fernández y Kirchner, vistos con desconfianza por los mercados.

Josefina Sánchez, de 26 años, apoyó a Fernández. “Voto por Fernández y Kirchner porque van a volver a dar trabajo y asegurar la educación pública. Macri es desempleo e ignorancia”, dijo esta empleada de una empresa metalúrgica.

Macri, de 60 años y a quien acompaña en la fórmula el peronista de centro-derecha Miguel Angel Pichetto, había dicho temprano que esta elección “define los próximos 30 años de Argentina. Los mercados obviamente esperan que los argentinos sigamos en el mismo camino”.

Fernández fue jefe de gabinete del hoy fallecido Néstor Kirchner (2003-2007), cuando Argentina se alejó del FMI y el organismo dejó de realizar sus visitas e informes. Pero hace pocas semanas se reunió en Buenos Aires con una misión del FMI que calificó ese encuentro como “productivo”.

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