¿Cuándo será la hora que lo dejen ser él?

Acusado de racista. Denigrado por no saludar al francés Evra que lo había denunciado. Que mordió en el Mundial y que tenía antecedentes en Holanda e Inglaterra. Que pegó un cortito o un cabezazo. Denunciado por una pelea con el chileno Jara que estuvo a punto de ser llevada a los tribunales. Que le pegó a un defensa, que insultó, que se metió con la tribuna. ¡Basta!

El fútbol está lleno de jugadores que cometen excesos en un campo de juego pero a nadie se lo trata como a Luis Suárez. Es la realidad.

Es cierto que Suárez es rehén de su propio destino pero no puede ser que cada cosa que haga sea denunciada o se transforme en un producto para los medios de prensa que sacan provecho de lo mucho que vende el salteño.

Se llegó al extremo de que la prensa inglesa lo acusaba de tirarse para engañar a los árbitros. A lo que hemos llegado…

El fútbol se caracterizó por ser un deporte donde se respetan determinados códigos. Por eso los jugadores de la década del 70 se molestan cuando ven hoy a sus colegas pedir tarjeta para su rival. Pero los códigos en el fútbol parecen formar parte del pasado. Hoy, todo lo que sucede en una cancha se revela o se denuncia, por parte de los propios jugadores. Ni hablemos de los árbitros, muchos de los cuales se ven seducidos por provocar el escándalo alrededor de la figura del momento.

Luis vuelve a estar en la picota. Ahora el escándalo se genera porque cruzó insultos con un rival además de ser acusado de gritarle el gol en la cara al golero de Espanyol.

Pregunto: ¿se acuerdan como le gritó Diego Aguirre el gol de Villar a Falcioni en la cara? ¿Lo denunciaron? Por favor.

Y ni hablemos de los insultos o las provocaciones. ¿Sabe cuántas veces esperó un jugador a otro en un túnel? Forma parte de las historias que deberían quedar dentro de la cancha. Claro, esto es como dijo Gustavo Poyet: “Hoy el que comete excesos y luego pide disculpas, es tratado como héroe”. Miren a Tevez, fracturó a un rival, pidió disculpas, y nadie dice nada. Esto es fútbol, señores.

Lamentablemente, de un tiempo a esta parte, parece que el fútbol se convirtió en un show donde los jugadores que venden son los principales protagonistas. Y con Suárez en una cancha todo el entorno saca provecho y fomenta el negocio. Es hora que lo dejen ser Luis.

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