El menor se había negado a verla en forma reiterada el día anterior a la agresión, pero tras acceder al encuentro, la mujer de 50 años lo apuñaló mientras dormía.

Un menor de 17 años fue internado ayer en grave estado tras ser apuñalado por una mujer de 50 en Tranqueras, con la que había mantenido relaciones sexuales un rato antes.

Por este caso, la Fiscalía de Rivera de 1º turno,a cargo de la fiscal Tania Vidal, solicitó la formalización de la investigación respecto de la mujer por un delito de homicidio especialmente agravado por la premeditación, en grado de tentativa.

Según el relato de la Fiscalía, la mujer es una comerciante que vive en Montevideo y que mantenía desde hace aproximadamente un año una relación afectiva con la víctima, de 17 años de edad.

Mantenía contacto telefónico diario y viajaba varias veces al año a Tranqueras para visitar amigos y propiciar los encuentros con el adolescente.

El 9 de noviembre llegó a Tranqueras en un auto alquilado y se hospedó en una posada de Rivera, donde trabaja como senderista el adolescente.

A partir de su llegada, la imputada pasó todas las noches con el adolescente en el auto que alquiló, a orillas del arroyo Pintado, retornando a la posada al amanecer.

La noche del 17 de noviembre de 2018, cerca de las 20 horas, la mujer pasó a buscar al joven a su domicilio y se dirigió con él a cenar a la ciudad de Tranqueras, para luego ir al lugar donde concretaban sus encuentros sexuales.

La madrugada del domingo 18 de noviembre, luego de mantener relaciones sexuales, y por motivos que se desconocen, la imputada asestó a la víctima un corte y dos puntazos en la zona del cuello, pectoral izquierdo y brazo izquierdo, mediante el empleo de un cuchillo de 12.5 cm de hoja que llevaba en el portaobjetos de la puerta del conductor del auto.

Una vez herido, el adolescente salió desnudo del auto y caminó unos metros por el campo, perdiendo gran cantidad de sangre al tiempo que decía: “¿Qué me hiciste?” (según dichos de la propia imputada).

En ese momento, la mujer salió detrás de él para socorrerlo, y luego de vestirlo y envolverle la herida del cuello con una frazada que llevaban en el vehículo, lo llevó hasta la policlínica de Tranqueras.

Una vez que dejó a la víctima en la policlínica, la imputada condujo 15 km hasta la casa de los amigos donde se estaba hospedando, arrojando por el camino y desde la ventanilla del auto el cuchillo con el que había herido a la víctima.

Al llegar a la casa de sus amigos, la imputada, entre llantos, les manifestó que un desconocido había atacado al joven y se había dado a la fuga.

El adolescente fue trasladado a la ciudad de Rivera, donde fue internado en CTI de una mutualista, donde permanece hasta el momento en estado reservado.

La búsqueda del motivo

Relevados los mensajes de Whatsapp intercambiados entre la víctima y la imputada, se supo que en la jornada previa a la agresión, la mujer “insistentemente pretendió encontrarse con el adolescente, frente a la negativa expresada en más de diez oportunidades por parte del mismo a concretar dicho encuentro”.

“Los mensajes evidencian asimismo que existió entre ambos un incidente donde ella presentó agresividad, verificándose una situación donde la víctima le manifestó textualmente: ‘Te juro que me dio pánico’, ‘Aparte cuando estabas con las manos para atrás algo tenías. No quiero ir’. Surge de los diálogos referidos que la imputada contestó al adolescente que solo tenía una pulsera en la mano, a lo que el mismo responde: ‘A mí no me mentís'”.

“¿No me harías daño? Que me querías agredir y tu sentada detrás de mí con malas Intenciones, eso jamás te lo hice y jamás te lo haré, yo mis problemas los hablo, no los resuelvo físicamente”, le escribió el joven.

El celular del adolescente no fue hallado, aunque lo tenía consigo cuando la mujer lo pasó a buscar.

Sobre el cuchillo con el que agredió a la víctima, la imputada expresó que lo llevaba en sus botas cuando iba a Rivera; “no obstante, no pudo dar una explicación lógica al motivo por el cual lo tenía la noche de los hechos, en el portaobjetos de la puerta del conductor del auto que rentó, esto es, a centímetros de sus manos al momento de la agresión”.

La víctima tiene peligro de vida. El perito médico forense expresó incluso que si hubiera perdido su vida en la agresión, el diagnóstico sería “degollamiento”. Dijo asimismo que las lesiones son profundas y graves, por lo que descarta la posibilidad de que sean causadas por un impulso de la víctima sobre el cuchillo, “como expresó la imputada en sede de Fiscalía y en presencia de su defensa”. La imputada no presentó lesiones en rostro ni cuello.

La pericia psiquiátrica practicada a la mujer arrojó que no tiene antecedentes de enfermedad mental. “Cursa relaciones conflictivas con su concubino, con el que vive (pero) dice no ser pareja de éste, además de conceptos ambivalentes, como que mantiene vínculo con una persona de diecisiete años actualmente, que minimiza diciendo que desconocía la edad”, señala el documento de Fiscalía.

No presenta “angustia ni expresa pena por la situación de la pareja que agredió, no realiza autocrítica y reverbera en la agresividad del joven tomando distancia de su propia agresividad”. “Tiene una tendencia mayor que la media a realizar actos violentos”, apuntó.

La psicóloga de la sede, luego de entrevistar a la imputada, concluyó: “En el plano de lo psicológico, en este momento la periciada evidencia angustia expresada en llanto relacionada a su situación actual, con tendencia a victimizarse, sin autocrítica y sin afecto acorde y sostenido a lo largo de la entrevista , siendo su discurso banal por momentos, con relatos de cosas que no guardan relación con los hechos, evitando focalizar en preguntas que se le hacían o aclaraciones que se le pedían”.

Con respecto al cuchillo utilizado en la agresión, fue la misma imputada quien condujo a la policía al lugar donde lo había arrojado, por lo que puedo ser recuperado.

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