“La carga de nuestro cuidado no debería ser de Uruguay. Debería ser de nuestro gobierno para nuestros ciudadanos”, dijo una ciudadana australiana.

La semana pasada, pasajeros australianos varados en el crucero Greg Mortimer, anclado frente a Montevideo, advirtieron a la prensa de su país que la situación en el barco era “extrema” y pidieron al gobierno australiano que acudiera en su ayuda inmediatamente. Un total de 216 personas viaja a bordo de la nave, de los que casi la mitad son australianos.

Por entonces, tenían una decena de pasajeros con síntomas y uno de ellos debió ser evacuado de urgencia con un cuadro grave de neumonía. La situación se agravo en los últimos días.

La Armada, junto al Ministerio de Salud Pública, realizó el fin de semana un nuevo desembarco de tres personas, dos filipinos y un australiano, que dieron positivo de COVID-19 y presentaron problemas respiratorios. Ya son seis los pasajeros o tripulantes evacuados.

Según informó hoy el Sydney Morning Herald, son ya más de 80 los pasajeros confirmados con coronavirus, sin que haya aún novedades de cómo podrán ser regresados a sus países. Cancillería ya confirmó a Montevideo Portal que por ahora el desembarco no es una posibilidad, aunque sí se seguirá brindando asistencia sanitaria.

Margaret Zacharin, una de las pasajeras, dijo al diario que en el Greg Mortimer pasará como con cualquier otro barco. “Mientras más tiempo pase la gente en un espacio cerrado, por supuesto que la mayoría se contagiará. Y como en los demás barcos, habrá muertes”, dijo.

Según confirmó la empresa Aurora, de los tests realizados en los últimos días por equipos uruguayos, 81 dieron positivo, 45 negativos y otros 90 tienen resultados pendientes.

Una vocera de la empresa dijo que se está trabajando en lograr una ruta de vuelos para todos los que están a bordo, lo que ha demostrado ser particularmente complicado en estos tiempos.

El plan de regreso deberá hacerse con tres grupos distintos: los que dieron negativo al test, los que tienen el virus pero se encuentran bien, y los que tienen el virus pero están experimentando síntomas. Como el contagio se ha expandido rápidamente, estos tres grupos podrían variar muy pronto si la situación en el barco permanece incambiada.

Dentro del crucero, los camarotes de los pasajeros de estos tres grupos están identificados con colores distintos en la puerta.

Zacharin dijo que la empresa ha sido confusa en su comunicación y criticó los anuncios de esperar 14 días más para ver cómo se actúa. “¿Esperar 14 días para ver si la gente se enferma? Mientras más esperemos es menos probable que haya transporte”, comentó.

Zacharin y su esposo elogiaron especialmente a los equipos médicos uruguayos, que fueron “extremadamente útiles y profesionales”, pero dijo que no quiere que nadie contagiado a bordo tenga que depender de la respuesta humanitaria de un país pequeño como Uruguay.

Criticó que no haya habido anuncio alguno por parte de las autoridades australianas, incluyendo el Departamento de Asuntos Extranjeros. “La carga de nuestro cuidado no debería ser de Uruguay. Debería ser nuestro gobierno para nuestros ciudadanos”, dijo.

Una vocera de Asuntos Extranjeros consultada por el periódico agradeció especialmente al gobierno uruguayo por la asistencia a los pasajeros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *